Año CXXXV
 Nº 49.621
Rosario,
viernes  04 de
octubre de 2002
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Audaz y jugoso golpe de dos hombres en el juzgado de Paz de Funes
Interrumpen un remate, roban a los oferentes y huyen con 20 mil pesos
Despojaron a unas 25 personas, entre ellos una jueza y el martillero. Se llevaron la plata de las oferentes

Eduardo Caniglia / La Capital

El inmueble se iba a subastar en 180.000 pesos. Sólo quedaban dos oferentes y el martillero estaba a punto de venderlo a uno de los dos interesados. El profesional empezó a decir la frase de rigor: "A la una, a las dos, a las...". Pero no pudo terminar el parlamento para dar por cerrada la operación. El "a las tres " lo pronunció un muchacho que estaba en el recinto mientras le colocaba una pistola a una abogada en la espalda. La escena era presenciada por la jueza de paz, que vio sorprendida como sin perder tiempo entraba en el recinto otro joven que dio a los asistentes una orden precisa: "Esto es un robo. Todos al suelo", gritó. Los dos maleantes se movieron con rapidez y en escasos cuatro minutos desvalijaron a las 25 personas que estaban en la sala. Se alzaron con unos 20 mil pesos y desaparecieron sin dejar rastros. Sin embargo, una fuente de la comisaría 23ª indicó que los ladrones sólo se llevaron 1.500 pesos.
El juzgado de Paz de Funes está ubicado en General Paz y Moreno, rodeado por una plaza. Es un edificio moderno. En el mismo inmueble funciona el Registro Civil. Y a su lado están emplazadas las oficinas del Correo Argentino.
Para las 11 de ayer estaba anunciado en el juzgado comunal la subasta de un galpón con terreno incluido de 2.200 metros que había pertenecido a una firma quebrada. El valor de base que había fijado el martillero Juan José Campodónico orillaba los 200 mil pesos.
Unos quince minutos después unas 25 personas, la jueza comunal Mabel Morán y Campodónico aguardaban el inicio del remate en una sala de 4 por 8 metros, lindante con el salón de atención al público. Sobre uno de los extremos, los empleados administrativos del Registro realizaban su tarea diaria. Al rato, la sesión comenzó con una oferta cercana a los 40 mil pesos para adquirir el inmueble. Y media hora después, la subasta ya estaba a punto de finalizar. Sólo dos oferentes se disputaban la propiedad y el precio final se había acercado a los 180 mil pesos.
Campodónico estaba a punto de ceder el inmueble a uno de los interesados, aunque aguardaba una oferta final. Todo transcurría con normalidad y nada hacía presumir lo que ocurriría un rato después. Entre los concurrentes había dos muchachos bien vestidos que habían llegado cuando ya había comenzado la sesión. Los dos jóvenes se sentaron detrás de todos los asistentes y desde allí observaron la escena. Parecían dos interesados más en el remate, aunque enseguida mostrarían sus verdaderas intenciones.
Hugo representa a una empresa y tenía la misión de comprar el galpón. Fue una de las víctimas del robo, aunque cuando el martillero dijo la habitual frase ya estaba afuera de la transacción. "Dijo a la una, a las dos, pero no llegó a las 3 porque un tipo le puso una pistola a una abogada en la espalda", contó.
Enseguida, las órdenes de los maleantes retumbaron en el salón. "Todos adentro", gritaron mientras la mujer era obligada a levantarse de la silla. Después los maleantes cerraron las dos puertas de la sala y comenzaron con una tarea delictiva puntillosa. Allí quedaron todos los oferentes, Campodónico y la jueza Morán. Sin perder tiempo, los asaltantes obligaron a las víctimas a tirarse al suelo. "Nos pedían la plata", recordó Hugo.

Bolsillo por bolsillo
Con la situación controlada, los ladrones comenzaron a recoger el dinero de los bolsillos de los oferentes, aunque no se llevaron los cheques certificados que tenían ya que debían pagar "el 3 por ciento de comisión y el 10 por ciento de seña" sobre el valor final de venta del inmueble, explicó. "Sobre un valor de base de 200 mil pesos hay que pagar entre 15 y 20 mil pesos. Entonces hay que llevar efectivo para cubrir una diferencia", explicó.
En medio del atraco se vivieron momentos de tensión cuando el pánico se apoderó de algunas de las víctimas del robo. "La abogada temblaba y una mujer tenía convulsiones", indicó Hugo. Curiosamente, según indicó una fuente policial, ninguno de los empleados del Registro Civil se percató del asalto. Entonces los gritos pidiendo "una ambulancia" resonaron en el recinto.
Con el dinero en su poder, en contados segundos los maleantes ganaron la calle a toda carrera sin ser vistos por ningún testigo. Al respecto, Hugo se quejó porque el lugar no estaba custodiado por la policía. "Los responsables del remate y quienes están a cargo de la seguridad de la ciudad tendrían que haber previsto una situación como esta, porque viene gente con dinero", señaló.
Por su parte, un vocero de la comisaría 23ª de Funes sostuvo que los maleantes sólo se apoderaron de mil quinientos de los bolsillos de los damnificados del atraco y expresó que hasta anoche no había pistas sobre los autores del audaz atraco.



Muchos de los concurrentes al remate mostraron pánico. (Foto: Gustavo de los Ríos)
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