El gobierno anunció ayer que se abocará de lleno a la postergada reactivación industrial y designó para ello a Aníbal Fernández al frente del Ministerio de la Producción, sillón que había ocupado provisoriamente el jefe de la cartera económica, Roberto Lavagna, desde el alejamiento del empresario José Ignacio de Mendiguren.
Fernández, que abandonará el cargo de secretario general de la Presidencia, aseguró ayer que una de las prioridades de su gestión será "la búsqueda de financiamiento" para el sector industrial, al que consideró "fundamental para impulsar el crecimiento de la economía".
Ese crecimiento, a su criterio, se logrará "apostando a los que se pudieron mantener en pie en semejante hecatombe".
"El Estado tiene la obligación de tender la mano" a esos sobrevivientes de la crisis, opinó Fernández en un encuentro con la prensa en la quinta de Olivos, realizado después de la reunión de gabinete encabezada por el presidente Eduardo Duhalde.
Además, el ministro indicó que la decisión de reflotar el Ministerio de la Producción responde a "una estrategia política de desarrollo" y reconoció que a principios de año, cuando se creó la cartera productiva, "no estaban dadas las condiciones para que ese esquema de producción en cualquiera de sus aspectos pudiera crecer".
Sin embargo, defendió al gobierno de las críticas al afirmar que "con el diario del lunes, al Prode lo gana cualquiera", y subrayó que la estrategia de ese entonces "era pacificar el país y dar mayor actividad para recuperar las fuentes de trabajo".
"El presidente insiste en que en ese momento habría sido apresurado y entiende ahora que están dadas las condiciones para sacarles jugo a las posibilidades de la producción", agregó.
Consultado acerca de qué sector empresarial tenía previsto priorizar, respondió que "lo primero que tengo claro, es que no juego ninguna interna", y sostuvo que "empresarios son empresarios", por lo cual "no tengo que participar en la discusión de la actividad gremial empresarial".
Tras resaltar la falta de "un sistema bancario y financiero acorde a las necesidades", Fernández acotó que eso "dificulta el despegue de nuestros campos e industrias, que no tienen capital de trabajo ni posibilidades de prefinanciación de exportaciones".
Del mismo riñón
Contador y abogado de 45 años, ex ministro de Trabajo bonaerense durante la gestión de Carlos Ruckauf en la Gobernación de Buenos Aires, ex intendente de Quilmes, ex senador provincial e incondicional de Duhalde en el PJ bonaerense, Fernández dijo que aceptó el cargo porque cree "tener elementos que aportar" en esta anunciada "nueva etapa" del gobierno.
Simultáneamente a su designación, el Ejecutivo difundió un informe en el cual proclamó la "segunda etapa del gobierno de transición, que es la de la reactivación industrial" (ver aparte).
"La primera fue salir del infierno, pacificar los ánimos y atender a las emergencias laboral, alimentaria, educativa y sanitaria con todos los recursos posibles", así como "garantizar la democracia" con la apertura del proceso electoral, según reza el comunicado.
La silla que ocupará Fernández estaba interinamente a cargo del ministro de Economía, Roberto Lavagna, desde que en abril había renunciado el industrial José Ignacio de Mendiguren, que piloteó la cartera durante las turbulencias de la devaluación y la pesificación.
El lugar de Fernández sería ocupado por el titular de la Unidad Presidente, José Pampuro, un hombre de extrema confianza de Duhalde en el actual gabinete.