Luis Emilio Blanco / La Capital
San Jorge. - El párroco Jorge Montini decidió romper el silencio que se impuso para con los medios sobre lo relacionado con el caso Storni y auguró una profunda transformación de la Iglesia de la mano del recientemente nombrado administrador apostólico Moisés Julio Blanchoud. El sacerdote reconoció que existe una tendencia de que "confirmada la renuncia de Storni, se calle la Justicia. Pero yo no soy partidario de eso". Dijo que los sucesos denunciados por él en marzo de 1990 ante el Vaticano no fueron escuchados y que le ocasionaron el traslado a la parroquia sanjorgense le dejan el deber de pedir que se sancione a todos los que estuvieron involucrados en cajonear sus reclamos. "También pediré a la Justicia que actúe hasta el final y que los responsables devuelvan el dinero faltante de las colectas", disparó. El ex rector del seminario santafesino y ex provicario general del Arzobispado, criticó con dureza al período cerrado ayer tras la admisión de la renuncia de Edgardo Storni por parte de la Santa Sede. Montini caracterizó a esa etapa como "una noche muy oscura, cuyos efectos se harán sentir por años y quizás por décadas". Montini anticipó que la transición hacia el nombramiento de un obispo titular "durará pocos meses, entre cinco y ocho" y que Blanchoud "imprimirá una imagen sana y de buen pastor que preparará la llegada del obispo que se designe, quien será el encargado de las grandes transformaciones". El sacerdote no se explayó sobre los hechos que conoce porque dijo preferir "dejar que actúe la Justicia. Que sea esa institución la que compruebe los delitos que la comunidad sospecha o intuye que se cometieron y tome las medidas necesarias frente a los delincuentes". "Toda esta amarga experiencia vivida durante años, especialmente los últimos meses, nos debe dejar profundas enseñanzas. Todos piden a gritos basta de una Iglesia casada con el poder; basta de pastorear a base del chisme y del miedo", enfatizó. Montini pidió que se termine "con la Iglesia prepotente, soberbia y autosuficiente, que hace lavado de cerebro y se apoya en un coro de serviles. Que ya no se sostenga comprando conciencias, acallando buscadores de la verdad y conteniendo elites intelectuales o económicas". Después de varias semanas de silencio, exhortó a la construcción de una Iglesia esclava de la verdad y pronta al perdón, siempre decidida a convertirse y a reconocer sus faltas. "Que tenga alergia a todo lo que huela a impunidad, complicidad o corporación y que hable a tiempo y actúe con valentía cuando deba hacerlo. Que sea hermana y amiga de todos los hombres y mujeres, también de los no creyentes y en una actitud de profundo respeto que sea servidora de la humanidad". El sacerdote sostuvo que la noticia del nombramiento de Blanchoud "abre nuevas perspectivas" y recomendó a la comunidad recibir al nuevo obispo con la mejor disposición. "Habrá que prepararse para perdonar las heridas del pasado, pero aprendiendo las lecciones de estos duros años transcurridos y no dejar que vuelvan a reiterarse actitudes que tanto daño causaron. Habremos de ser mansos y humildes para que al autoritarismo suceda no un tiempo de anarquía sino una ordenada y serena transición".
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