Año CXXXV
 Nº 49.618
Rosario,
martes  01 de
octubre de 2002
Min 9º
Máx 20º
 
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cartas
Coca en el parque

Sus grandes ojos observan con perplejidad y admiración el megaespectáculo. Las luces, la vegetación y el agua se combinan para su asombro. Coca está presenciando la inauguración del Parque de Diagonal Mar: el cuarto parque más grande de la ciudad de Barcelona. Este es un espacio pensado como un gigantesco árbol que nace en el mar y que tiende sus ramas como si se tratara de una mano abierta; tiene grandes pérgolas de las que cuelgan enormes maseteros, bancos con diseño gaudiano, toboganes integrados y abundante vegetación mediterránea que conforman un jardín extenso e imponente. El agua también tiene un gran protagonismo en este lugar, que además posee fuentes escultóricas que simulan pájaros que beben en el lago y lanzan agua pulverizada para refrescar el ambiente, donde se han plantado 1.100 árboles y palmeras de 51 especies diferentes. La inauguración de un nuevo parque no era infrecuente para los barceloneses; pero para Coca sí, porque en Rosario no abundaban los emprendimientos de esta magnitud. Allá en el "primer mundo" la vida de sus habitantes se hace más llevadera, más "humana". Y mientras Coca mira, piensa: "qué bueno si en Rosario hacen esto, y sanatorios descomunales, y escuelas fabulosas, y transporte bueno, y...". Dejó de imaginar y prosiguió contemplando su presente, tan distinto al que tuvo en Argentina, que sintió ganas de llorar. No lo hizo, ni el caudal del río Paraná hubiese servido para llevarse todas sus lágrimas. Al fin de cuentas, de eso se trata en esta vida: de no llorar; aunque a los argentinos cada vez les esté costando más y más. ¿No te parece?
Daniel Marocco


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