Tulio Halperín Donghi es otro de los que opinan que "la clase política carece de legitimidad", pero considera que "está empezando a demostrar que tampoco la necesita. Por ejemplo, lo que está pasando en el Senado, que uno lee y realmente se asombra, porque se le está tomando el pelo al electorado de una forma descarada. Eso es significativo, pero más lo es el hecho de que esta gente estará varios años más en el Senado y seguirá siendo lo mismo". El historiador también critica a la sociedad argentina: "Me alarma un poco que se considere totalmente no responsable de lo que nos ocurre, tanto que se pregunta todo el tiempo: ¿qué nos ha ocurrido? Sugiere una actitud que de ninguna manera favorece la busca de un camino en el que todos desde luego vamos a tener que poner algo. Cuando vino la convertibilidad, no digo que todos sabían cómo iba a terminar, pero todos hacían esfuerzos muy grandes para no pensarlo", opinó, y hasta se animó a sentenciar que uno de los problemas argentinos es que existe "una suerte de deseo del fracaso del otro que naturalmente es fácil de satisfacer".
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