Pepe Soriano comprobó in situ la realidad del interior del país durante una gira con "El loro calabrés" auspiciada por Canal (á), para la cual puso como condición que la entrada sea un alimento no perecedero que quedó para entidades de cada población. Sobre esa experiencia aseguró: "Fue un trabajo duro, pero positivo. También sentí un poco de vergüenza por la Argentina, con pueblos empobrecidos, abandonados, pero con los sueños de la gente intactos". En ese sentido añadió: "Hoy más que dificultades de ideología, hay dificultades cotidianas, como el hambre, la desnutrición, la violencia, cosas como nunca las conocimos. Tengo la sensación que estamos viviendo un país que no es el que nosotros soñamos". A esa realidad no son ajenos el teatro y la cultura: "La aparición de las murgas y los teatros barriales obedece a una necesidad expresiva para la cual el Estado no da respuestas porque hay un Estado debilitado, confuso, que por momentos parece que no existiera. Sume en una situación anárquica a toda la cultura. Pero no es solamente el teatro: está el libro, la danza y todas las formas de arte. Tampoco no deberíamos entender a la cultura entre comillas, o sea la cultura en términos reducidos, porque en términos más amplios está peor: las industrias no funcionan y el campo trabaja como puede. Esos también son actos de cultura".
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