La devaluación del real, que cotizó ayer a 3,78 unidades por dólar, superó a la del peso y profundizó el temor de la dirigencia brasileña de terminar como la Argentina. Un fantasma que intentó alejar el principal candidato a presidente del país vecino, Luiz Lula Da Silva, con el argumento de que "Brasil no es una republiqueta cualquiera, no es Argentina, no va a quebrar". La frase de Lula, enmarcada en una guerra de declaraciones con el candidato oficialista, José Serra, sobre quién es el más indicado para evitar que el país vecino se convierta en Argentina, provocó la reacción del gobierno de Eduardo Duhalde. El ministro del Interior, Jorge Matzkin, le pidió aclaraciones al líder petista, quien finalmente a través de un vocero dijo que sus declaraciones fueron sacadas de contexto. Pero el propio Duhalde, que hoy viajará a Brasil para reunirse con su colega Fernando Henrique Cardoso, tampoco quiere que el socio mayor del Mercosur se convierta en Argentina. Y así lo dijo públicamente: "Creo que deben abrir bien los ojos para que no ocurra allí lo que estamos viviendo aquí". Aunque en Brasil nadie quiere ser Argentina, el real sí está siguiendo los pasos del peso. Incluso ayer cerró a una paridad inferior frente al dólar, al término de una nueva jornada de nerviosismo en los mercados que se expresó también en una caída de la Bolsa paulista del 1,21%. El panorama global no ayudó porque también se derrumbó Wall Street y la mayoría de las principales Bolsas del mundo. La incertidumbre internacional hizo que los inversores siguieran alejándose de los mercados emergentes. En Brasil, esa tendencia alimentó una pulseada entre tenedores de bonos de deuda interna con el Banco Central de ese país, por un importante vencimiento que se producirá hoy. Si bien la entidad que conduce Arminio Fraga dijo que no renovará los títulos y los inversores comenzaron a comprar dólares para forzarlo a pagarles una mayor tasa. El otro dato macroeconómico es que el gobierno incumplirá las metas de limitar la deuda pública interna en septiembre a 810 millones de reales. Esta pauta había sido acordada con el FMI en el marco de la negociación de un crédito de 30 mil millones de dólares. Todas estas maniobras especulativas se ampararon en el temor del mercado a la victoria de Lula en las elecciones presidenciales y a las presuntas dificultades que tendría para cumplir con los pagos de la deuda. Para colmo, una nueva encuesta conocida por la mañana reforzó las chances del postulante tan temido. El candidato del PT redobló la apuesta al asegurar que el presidente del Banco Central, Arminio Fraga, se irá si el gana las elecciones. "Elegiremos un presidente del Banco Central con un perfil y un compromiso con lo que nosotros creemos", dijo aunque concedió que el ministro de Economía podría no ser el PT. Según trascendió, ya sondeó a banqueros y financistas para que le sugieran un nombre. El candidato presidencial dijo además que es el gobierno de Henrique Cardoso quien debe calmar al mercado porque "desde la oposición es poco lo que se puede hacer" y se enfrascó en una disputa con el oficialista José Serra sobre la posibilidad de que el país se convierta en Argentina. Para Serra, un triunfo de Da Silva haría que Brasil "se convierta en Argentina" pero Lula dijo que ese país nunca será "una republiqueta". Las declaraciones, un día antes de que viaje el presidente Eduardo Duhalde a entrevistarse con Cardoso, provocaron un cruce diplomático. "Confío en que aclare sus dichos porque seguramente el candidato del PT no necesita agredir a la Argentina para ser presidente". Pocas horas después, el vocero del PT, André Singer, dijo que "en ningún momento Lula se refirió con falta de respeto a la Argentina, país cuya grandeza aprendimos a admirar". Según se supo, en el marco de la mala jornada en los mercados, los bancos enviaron casi 900 millones de dólares al exterior. Mientras Lula desataba la polémica, el dólar alcanzaba niveles inéditos, hasta tocar los 3,82 pesos, y la bolsa pronunciaba su caída, para quedar en los 9.148,43 puntos, con un retroceso de 115,74 unidades. El principal asesor económico del PT, Guido Mantega, reiteró que la suba del dólar no se mantendrá por mucho tiempo si Lula da Silva resulta electo el 6 de octubre. "Los que apuestan al dólar a 3,60 reales van a arrepentirse. La cotización volverá a bajar a unos 2,90 reales después de las elecciones. Apenas se defina el equipo económico y sean anunciadas otras medidas, el mercado volverá a calmarse", aventuró el economista. La devaluación del real se hizo sentir en el mercado argentino, donde el Central tuvo que vender dólares para evitar una mayor apreciación de la divisa.
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