Año CXXXV
 Nº 49.610
Rosario,
lunes  23 de
septiembre de 2002
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Opinión: Central se va quedando sin reserva

Mariano Bereznicki / La Capital

Cuando Julio Ricardo Villa se fugó de la coordinación de inferiores de Central, César Luis Menotti recurrió a su habitual discurso para convencer a los dirigentes canallas de que se sume a sus filas, entre otros, a Francisco Fatiga Russo. "Es el mejor de todos, no creo que haya otro como él", decía a los cuatro vientos por entonces el Flaco en relación a su amigo personal. Y Fatiga asumió para hacerse cargo de la reserva y, desde que la dirige, no hizo más que mostrar un equipo sin alma, sin ideas y, como si se tratara de una paradoja, sin fútbol. Basta recordar el 5 a 1 ante Newell's para redondear este concepto. Y a juzgar por los nombres que actualmente integran el equipo, son muy pocos los que tienen futuro en primera división, salvo algunos pibes como Lucas García, Marcelo Maidana o Gustavo Lorenzetti, que han demostrado ser distintos al resto. Incluso a algunos de ellos los cambia de puesto, como Pipo Echagüe, quien es un enganche por naturaleza, Fatiga lo ubica como volante por derecha.
Pero lo más grave de todo es que en Central parece ser que los chicos que están en el seleccionado Sub 20 no figuran en sus planes. Es inentendible por qué no juegan, o al menos no van ni al banco de suplentes, los notables volantes Andrés Díaz y Renzo Ruggiero, o el delantero y goleador Germán Herrera. Y ni hablar del grave problema que tiene Central en el arco, o mejor dicho con el arquero Gonzalo García (un jugador traído por el grupo de Menotti hijo), quien demostró no estar a la altura de las circunstancias. Juan Ojeda o Cristián Alvarez (quien con apenas 17 años viene trabajando con el seleccionado Sub 20 desde hace un tiempo) serían sin dudas mejores opciones.
Como los buenos jugadores no tienen cabida en la reserva, la mayoría de ellos pensó en más de una oportunidad dejar el club, ya que como pinta el panorama, las chances de jugar parecen muy escasas. Basta recordar además a Hernán Encina y Lucas Correa (éste además jugó en el Mundial Sub 17 y ahora evalúa una posibilidad no muy clara de Barcelona de España), quienes jugaron en primera y después fueron pintados pese a mostrar condiciones. Y pensar que el Sapo hizo un gol en el clásico.
Y los dirigentes poco pueden decir al respecto, ya que al no pisar casi nunca la ciudad deportiva o Cosecha, se les hace imposible conocer la calidad que abunda en las inferiores. Pensar que cuando un chico surge de abajo y la rompe en primera, los verdaderos artífices que son los técnicos y preparadores físicos siguen en el anonimato y peleándola durante la semana en la ciudad deportiva para poder cobrar unos mangos, que no son dólares. Para el fútbol argentino, Central es un grande, con historia y peso propio. Pero de seguir así, el capital genuino que son las inferiores se seguirá dilapidando. Que no sea tarde para lágrimas.


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