Año CXXXV
 Nº 49.609
Rosario,
domingo  22 de
septiembre de 2002
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Alemania elige otros cuatro años a Schröder o cambiar por Stoiber
En las elecciones más reñidas desde la posguerra, el socialdemócrata tendría cierta ventaja previa

Berlín. - En las elecciones de hoy en Alemania el candidato conservador Edmund Stoiber no sólo se propone vencer al socialdemócrata y actual jefe de gobierno Gerhard Schröder -el típico dirigente que se jacta de haber superado una infancia humilde-, sino además refutar un viejo axioma de la política germana según el cual jamás un bávaro podrá encabezar el gobierno federal.
Lo impensable no es que un conservador se imponga en las elecciones, sino que el ganador sea un bávaro, algo que no sucedió durante décadas. Stoiber intenta nada menos que romper con la idea de que un político originario de Baviera, considerada la tierra más conservadora, católica, tradicionalista, testaruda y hasta aislacionista del país, jamás podrá llegar a la jefatura del gobierno federal.
Ambos candidatos concluyeron ayer sus campañas con vibrantes discursos, Schröder en Dortmund y Stoiber en Berlín. Las encuestas preelectorales le daban hasta hace dos semanas a Stoiber amplias posibilidades de llegar a alcanzar su objetivo de desbancar al socialdemócrata Gerhard Schröder del poder. Pero la cómoda ventaja que mantuvo durante meses se fue esfumando, y ahora los dos candidatos están cabeza a cabeza. El viernes, los últimos sondeos coincidieron en dar todos una leve ventaja a Schröder.
El paso más importante, y tal vez más difícil en el camino de Stoiber hacia Berlín, fue haberle ganado hace pocos meses la interna electoral a Angela Merkel, la titular del gran "partido hermano", la Unión Cristiano Demócrata (CDU), una dirigente que tenía todo a su favor para pelearle la cancillería a Schröder: joven, mujer, liberal, protestante y originaria del Este alemán. Una de las pocas dirigentes políticas nacionales que surgieron en el Este después de la reunificación del país hace doce años.
Stoiber se presenta como el único capaz de saber equilibrar la necesidad de innovar y modernizar la sociedad manteniendo la justicia social. Le arrebató a Schröder, además, el discurso de ser "el defensor de los intereses del ciudadano frente a los intereses del gran capital y el empresariado a los que sucumbió el socialdemócrata", en sus cuatro años en Berlín.
El abogado Stoiber, de 60 años, casado y con sólo un matrimonio -a diferencia de Schröder, que contrajo nupcias en cuatro oportunidades-, tiene tres hijos, es católico, nacido en el pueblo de Oberaudorf en las cercanías de los Alpes y tiene una trayectoria política sin mayores tropiezos.
No se le conocen escándalos, tampoco quedó "salpicado" por la ola de denuncias sobre financiación ilegal practicada durante años en el seno de la CDU por su histórico líder, Helmut Kohl.
Por su parte, Gerhard Schröder no oculta sus orígenes humildes. Al contrario, para él son motivo de orgullo, y se siente satisfecho de haber llegado hace cuatro años a la cima del poder en Alemania.
Sabe además que el haber vivido una niñez difícil que lo obligó a abrirse paso con mucho trabajo le ha dado el don de la chispa, de saber improvisar, de poder hablar como el hombre de la calle, todos elementos con los que fue armando su popularidad.
Los que lo conocen saben que no le gusta perder. Cuando en sus años mozos jugaba al fútbol y su equipo estaba en desventaja, el centrodelantero Schröder se arremangaba y esto era la señal para sus compañeros de que ahora había que correr el doble. Esta forma de ser le valió el mote de "mula", válido aún como canciller alemán y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD).
Su tenaz perseverancia y su ambición política fueron la llave para desalojar del poder hace cuatro años al demócrata cristiano Helmut Kohl tras 16 años en el cargo, y está convencido que hoy va a derrotar a Stoiber para permanecer en la cancillería por otros cuatro años más.
Su confianza en la victoria es muy grande, a tal punto que durante uno de los duelos televisivos con Stoiber, cuando este estaba hablando de los posibles integrantes de su gabinete, Schröder dijo a la audiencia: "Estamos hablando de un gabinete que nunca va a ver la luz del mundo".
Schröder es uno de aquellos clásicos dirigentes socialdemócratas que empezaron en la izquierda radical, reconvertido en un moderado centrista tras recorrer todas las instancias partidarias.
Nació el 7 de abril de 1944, un Viernes Santo, en Mossenberg, Westfalia. Cuando sólo tenía unos días, su padre cayó en el frente de batalla en Rumania y su madre tuvo que trabajar duro para alimentar a sus hijos, hecho que lo marcó para toda la vida y le hizo saber que nada se consigue sin sacrificio.
A los 14 años abandonó la escuela y comenzó a trabajar. Pero años más tarde se percató de que para progresar debía estudiar. Se recibió de bachiller en 1966, con 22 años, para luego estudiar en la Universidad de Götingen y recibirse de abogado, profesión que ejerció varios años.
Los que lo conocen dicen que posee un olfato privilegiado para vislumbrar con anticipación temas políticos que otros no logran percibir a tiempo y tan certeramente. Ese instinto y su natural pragmatismo los ha conservado y desarrollado durante toda su vida: desde militante en las Juventudes Socialistas (Jusos) a los 19 años, Schröder escaló hasta el cargo de primer ministro de su región, derrotando en 1998 a los democristianos (CDU) del entonces canciller Helmut Kohl.



(Ilustración: Gabriel Ippóliti)
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