Con el propósito de transitar el poco tiempo que le queda en la Rosada con un mínimo de gobernabilidad, el Ejecutivo comenzó a avanzar en un acuerdo de convivencia con los poderes Legislativo y Judicial. La prioridad uno es archivar el juicio político a la Corte (actualmente en Diputados), para lo cual ya existen conversaciones entre el PEN y el Congreso. El tema se definiría esta semana. Pese a que los colaboradores de Duhalde aspiran a que esta suerte de "pacto de gobernabilidad" termine en la firma de un documento formal, con foto incluida, lo que hoy más le preocupa al PEN es poder dominar los distintos frentes de tormenta abiertos con los otros poderes y que entorpecen un acuerdo con el FMI. Otros de los obstáculos, que el propio Koehler se encargó de remarcarle a Duhalde en una carta, es -por un lado- la necesidad frenar definitivamente los amparos judiciales permiten saltar el corralito y, por otro, que el Congreso ratifique los pactos fiscales firmados con las provincias. El FMI incluye también varias exigencias legislativas, entre ellas que caiga el proyecto Barrionuevo, que restablece una comisión del 2% para ser destinado a la obra social bancaria y que tiene en vilo a los banqueros. La reformulación del CER es otro de los asuntos a los que el FMI pide una rápida resolución. En este marco cada vez más complicado, la sombra de un nuevo default -esta vez con los organismos internacionales de crédito- le quita el sueño al gobierno, que ya tomó la decisión de que no echará mano a las magras reservas del Central para evitarlo pese a las sanciones económicas que esto traería aparejado. Los más optimistas creen que "todavía hay tiempo" para que esto no suceda ya que el vencimiento que debe pagarle Argentina al Banco Mundial por 800 millones de dólares está previsto para el 9 de octubre próximo, pero tiene un margen de 30 días para ser renegociado. En el plano judicial, un alto funcionario confió en que "hay avances" con la UCR para que sus legisladores presten, el miércoles, el quórum necesario para sesionar y tratar el juicio a los ministros de la Corte. Si bien imaginan que el debate será arduo y extenso (podría durar dos días), confían en que finalmente la Corte zafará del juicio.
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