Un día después de avisar a su familia que había matado a su hija de 7 años, Stella Maris González, de 44, contó en Tribunales algo de lo que ocurrió entre el domingo y lunes último en su casa de barrio Belgrano. Mientras su esposo trabajaba, la mujer estranguló a Rocío Almonacid y atacó a su hijo Jeremías, de 16, con el mismo propósito por el cual pretendía quitarse su propia vida: terminar con las penurias y limitaciones de su familia. La mujer, de 44 años, que atravesaba una profunda crisis depresiva desde hacía varios meses, se encontraba ayer en condiciones de declarar y comprender las consecuencias de sus actos de acuerdo a lo que determinó un examen psiquiátrico realizado antes de comparecer ante el juzgado.
El lunes a la mañana, González llamó a una cuñada para pedirle ayuda. "Maté a la nena ayer a la mañana y la tengo en el placard. Vengan a ayudarme" dijo. En el juzgado de Carlos Carbone la mujer contó que había estrangulado a su hija y la había escondido en el placard de su dormitorio. Fuentes judiciales confirmaron que la mujer confesó haber atacado a su hijo con el propósito de quitarle la vida y que también pretendía terminar con la de ella.
No fue un relato frío, sino cargado de la misma angustia que la mujer atravesaba desde hacía meses. González padecía una profunda depresión, aunque para paliarla sólo había concurrido a una consulta con un médico clínico. La mujer no recibía tratamiento sicológico, como trascendió en primer momento. Y como toda medicación tenía indicados ansiolíticos comunes.
La tragedia en la casa de Chubut al 7300 sucedió en un hogar quebrantado por la falta de empleo. Arturo, esposo de Stella, había viajado a Estados Unidos en busca de un mejor nivel de vida a fines del año pasado. Pero volvió a los pocos meses a pedido de su esposa, que ya se sentía deprimida.
Voceros del juzgado contaron que la mujer dijo que comenzó a comprender lo que había hecho al atacar a su hijo, varias horas después del crimen de la nena.
Tomar conciencia
Jeremías, de 16 años, tampoco estaba en su casa cuando ocurrió el homicidio de su hermana. Cuando llegó almorzó con su madre y de acuerdo a lo que trascendió, fue atacado cuando estaba en la cama, listo para dormir.
Las preguntas del chico ante el irracional ataque de su madre fueron las que llevaron a la mujer a tener una conciencia más clara de lo que estaba haciendo, indicaron los voceros. De todos modos, pasaron varias horas hasta que González se decidió a llamar a sus familiares para contarles lo ocurrido.
El primer examen psicofísico indicó que la mujer está consciente de sus actos y consecuencias. Eso indicaría, en una forma muy preliminar, que podría ser considerara imputable por el crimen de Rocío. Aunque la situación definitiva deberá resolverla una junta psiquiátrica luego de evaluar varios procesos.