Año CXXXV
 Nº 49.605
Rosario,
miércoles  18 de
septiembre de 2002
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Efermería pediátrica: La mejor compañía
El Hospital de Niños Víctor J. Vilela es pionero en internación conjunta de niños con sus padres en la sala de terapia intensiva

Belén Travesaro / La Capital

El ingreso de un niño en la sala de terapia intensiva despierta incertidumbre y temor en los padres. Generalmente este sector se asocia con problemas de salud insalvables. La angustia de tener que esperar largas horas fuera del lugar donde se encuentra su hijo, sumado al sufrimiento del niño por estar lejos de sus padres, motivaron que las licenciadas en enfermería Teresa Encina, Ana María Velázquez y Vilma López idearan un proyecto de internación conjunta. La iniciativa es hoy una realidad en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela y el centro asistencial se convirtió de este modo en pionero de esta modalidad en el ámbito público.
"La internación conjunta tiene como propósito la contención del niño por parte del adulto, sean los padres o el familiar a cargo. De esta manera se tranquiliza y llega más rápidamente a una mejor recuperación", comentaron Encina y Velázquez a La Capital.
El proyecto se enmarca dentro de un estudio piloto que lleva casi 3 años. Si bien la internación en pediatría en la sala general comprende la presencia de un adulto junto al niño, en este caso la novedad está dada por la incorporación del mayor al área de cuidados especiales, generalmente aislada del contacto con el exterior.
"La metodología de trabajo no se inspira en ningún modelo de atención conjunta en cuidados intensivos", aclararon, aunque sí reconocieron que luego de esta experiencia surgieron otras similares en la ciudad, una de carácter público y otra privada.

Más tranquilos
Para las profesionales la internación conjunta "tranquiliza también a los padres", quienes pueden observar de cerca la atención de enfermería que recibe su hijo. El familiar a cargo del menor permanece sentado junto a la cama, por cuanto el hospital no dispone de camas sobrantes. "Algunos enfermeros se incomodan y molestan ante la presencia de los adultos, pero son la minoría, en general los resultados son buenos", enfatizó Encina.
La metodología reconoce seguidores y detractores. Con respecto a quienes no la comparten, las profesionales admitieron que es porque prefieren "trabajar en soledad, sin que los padres o familiares les estén preguntando sobre una u otra cosa", dijeron. "A veces estamos tan inmersos en nuestros problemas que no tenemos ganas de hablar", reconoce, a pesar de lo cual admite que esta actitud debería cambiar.
"Los padres tienen derecho a preguntarnos sobre lo que quieran saber y nosotros debemos contestarles sobre todo lo que hace a nuestra competencia profesional", puntualizó Encina.
La operatividad de la internación conjunta no admite restricciones en relación al horario en que los padres pueden permanecer con sus hijos. "La idea es que el familiar acompañe al paciente cuando él lo requiera, salvo en casos de una atención de urgencia dentro de la sala o para realizar la limpieza", comentó.
En general ocurre que los familiares se turnan para acompañar al pequeño paciente. Al respecto, agregaron que si de ellos depende, "les gustaría permanecer en el hospital las 24 horas, pero deben trabajar u ocuparse de otros hijos".
Tampoco existen restricciones en relación al horario de visitas del resto de la familia. "Son los otros miembros del grupo familiar quienes cubren a los padres cuando están ocupados con algún trámite", aclaró.

Momentos de privacidad
Encina y Velázquez coincidieron en que en general se asocia la terapia intensiva con el aislamiento, la pérdida total del conocimiento o la muerte, lo que lleva a que los padres entren en pánico. Para las profesionales, esta visión es errada y exagerada, ya que en algunos casos "los niños son internados sólo para un control".
En cuanto a los requisitos de ingreso a la sala de terapia intensiva, aclararon que los padres deben lavarse las manos para evitar infecciones, ya que estas "son el mejor vehículo para el contagio". En el caso de una enfermedad infecto-contagiosa de los adultos, "se los provee de material de protección".
"Algunos niños están conectados a aparatos o tubos, que son menos agresivos de lo que aparentan -apuntaron-. Es muy importante que los padres puedan acercarse y tocarlos. El personal de enfermería los incentiva para que se comuniquen y disfruten de momentos de privacidad", subrayaron.



Ana María, Vilma y Teresa, responsables del proyecto. (Foto: Sergio Toriggino)
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