Gustavo Conti / La Capital
La despedida de Ricardo Palma bien podría titularse: "Lo que el viento se llevó".En este caso, las palabras del presidente Santiago Pezza, quien lo respaldó plenamente antes del empate 1 a 1 con Armenio, y del empresario Eduardo Bermúdez, quien decidió aportar plata en Central Córdoba sólo si el Gordo conducía el barco, diciendo que fundamentalmente lo hacía por su aprecio al técnico , al punto que afirmó no importarle si perdía diez partidos seguidos. Pero ayer se despachó con que en la renuncia del DT no tuvo nada que ver, sino que fue decisión directiva. Eso quiere decir que, o no se animó a decir con todas las letras que quería que se fuera porque el proyecto con él a largo plazo no daba para más, o no pesa tanto en el club como se presumía. Palma y Bermúdez se reunieron la semana pasada y según dijeron la continuidad del DT estaba asegurada. Y hasta el Gordo no dio crédito a lo que el miércoles 11 publicó Ovacion sobre las críticas de algunos dirigentes, una versión que se transformó una semana después en realidad. La palabra empeñada valió de poco y en sólo 6 fechas Palma se fue por la puerta lateral. El tiempo dirá si fue una decisión correcta, o si la incoherencia de hoy preanuncia la pérdida del rumbo de mañana.
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