Esta importante carrera cinematográfica no sólo popularizó su imagen y su voz en la Argentina, sino que le permitió saltar las fronteras y, por ejemplo, convertirse en una estrella para los espectadores rusos. El público ruso conoció a Torres gracias a la película "La edad del amor", y por la repercusión que ese film logró, en 1963 fue invitada a iniciar una serie de visitas en las que palpó in situ la incondicional devoción que despertaba entre los habitantes de la ex Unión Soviética. Menos suerte a nivel internacional tuvo, en cambio, en su segunda patria, España, donde no pudo exhibir la increíble facilidad que tenía para la canción ibérica en sus diversas facetas y matices. Lolita, quien era capaz de abordar con ductilidad y certeza los diferentes climas musicales de cada región de la península, no pudo triunfar en aquellas tierras cercanas y lejanas a la vez. En 1972 fue, de todos modos, aclamada en España pero no se atrevió a quedarse, y en 1986, más decidida que 14 años antes, ella misma confió que ya "no pasó nada".
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