Para el gobierno de los Estados Unidos las dos formas que tiene el sistema financiero internacional para tratar a una nación sobrepasada de endeudamiento, como la Argentina, es prestarle más dinero "sin garantías" o "lanzarla desde el acantilado, hacia un catastrófico cese de pagos", admitió ayer sin anestesia el secretario del Tesoro, Paul O'Neill. El funcionario afirmó que el gobierno de su país "no puede y no debe" imponerle un programa económico a la Argentina aunque insistió en la necesidad de un plan sustentable para avanzar en un acuerdo de asistencia financiera. "Estados Unidos no puede y no debe imponer una solución para los argentinos. Nosotros ofrecemos nuestra asesoría y consejo; nosotros ofrecemos asistencia técnica. Pero Argentina, como todo país, debe implementar las políticas necesarias para tener éxito", sostuvo O'Neill en un discurso ante el Consejo de las Américas. El funcionario afirmó que "Argentina, como cualquier otra nación, debe implementar las políticas necesarias para mejorar", y consideró que "cuando esas políticas se lleven a cabo, y exista el camino de crecimiento y sustentabilidad de la economía, estaremos listos para apoyar a la Argentina a través del FMI". En su discurso, O'Neill dejó en claro, aunque si hacer mención expresa, que la Argentina se convirtió en un "leading case" (caso líder) de la nueva política americana sobre el tratamiento que deben recibir las naciones que sobrepasan su capacidad de endeudamiento. "Hoy, que no tenemos establecido un proceso claro para reestructurar las deudas soberanas, cuando una nación está al borde del colapso financiero, tenemos dos opciones rígidas y poco atractivas: conceder préstamos sin garantías o lanzar al país desde el acantilado, hacia un catastrófico cese de pagos", reconoció. O'Neill dijo que "el sistema financiero internacional de hoy, por falta de un proceso de reestructuración de la deuda externa, no proveyó un camino predecible y estable para Argentina. Esa es la lección que debemos aprender". Por ese motivo, abogó por la creación de un sistema internacional que fije límites "claros" al dinero que las naciones en desarrollo pueden obtener de los organismos de crédito internacional, ya que a su entender, los gobernantes tendrán más responsabilidad en la aplicación de sus políticas. O'Neill puso a Brasil y a Uruguay como ejemplos de países cuyas dirigencias políticas allanaron el camino para un crecimiento económico sustentable, y recibieron asistencia del FMI. "Los inversores tenderán a invertir cuando sepan que el proceso de resolución de la crisis no representa en sí mismo un nuevo riesgo adicional", indicó el funcionario. En otro orden, señaló que mientras los Estados Unidos avanzan en la concreción del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca) para enero de 2005, algunos obstáculos persisten. Sin referirse a ningún país en particular, añadió que "nadie quiere invertir tiempo y dinero donde un funcionario corrupto o un compinche con influencias pueden fugarse con los frutos del emprendimiento".
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