Lágrimas, música, acusaciones, insultos, agresiones; el entierro de los restos de Walter Olmos tuvo de todo, con el marco de una multitud sólo comparable con las Marchas del Silencio que pedían justicia por el crimen de María Soledad Morales. Luego de más de 12 horas de velatorio, que se concretó en la casa materna, el extenso cortejo fúnebre fue recibido en las puertas del cementerio municipal Fray Mamerto Esquiú por una banda musical local, Los Libres, quienes interpretaron temas musicales para despedir al cuartetero. En compañía de acongojados familiares y amigos que arribaron de distintas provincias del Noroeste Argentino, los padres de Walter, Noemí del Valle Nieto y Bartolomé Olmos, y una hermana de 15 años, debieron ser asistidos por médicos debido a un cuadro de crisis nerviosa. Mientras tanto, el representante artístico, José Luis Gozalo, debió ser retirado del lugar con una fuerte custodia policial ante los insultos y agresiones de una importante franja de simpatizantes del cantante que lo sindicaban como parte responsable de la muerte. Gozalo se encontraba al lado de los familiares del cantante bailantero, y espontáneamente los fans comenzaron a insultarlos con palabras tales como "asesino... asesino..." y lo invitaron a "que se vaya... que se vaya...", mientras llegó a recibir una lluvia de piedras, algunas de las cuales impactaron en su rostro. Previamente se celebró una misa de cuerpo presente en la catedral Basílica Nuestra Señora del Valle, que estuvo presidida por el vicario de la Diócesis local, Julio Quiroga del Pino. "No hay consuelo para el dolor de esta inesperada muerte de Walter", manifestó en su homilía el prelado, y calificó al cantante como "un hijo dilecto de esta casa, por su marcada devoción hacia la Virgen del Valle". (Télam)
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