La cronista de una emisora de radio de frecuencia modulada de Mataderos llegó al vestuario visitante del estadio de Nueva Chicago una media hora antes del partido que Newell's Old Boys ganó el domingo por 2 a 1, munida de una cartera, un grabador, un cuadernito y una birome en la boca, con una inocente onda de colegiala. De unos 25 años, morocha, ojos celestes, un metro 65 muy bien distribuido, saquito marrón claro, minifalda y sandalias de tacos altos, la señorita llegó con cara de poco entendida y preguntó por los jugadores lesionados mientras los muchachos del plantel profesional rojinegro hacían la habitual entrada en calor en la cancha de fútbol 5 contigua al vestuario visitante. Entre los periodistas que copiaban la formación rojinegra se hizo un notorio silencio hasta que la reportera ubicó al secretario técnico de Newell's, el eficiente Daniel Carmona, quien se mostró casi tan solícito como el médico Ignacio Astore. Cumplida su tarea, la morocha de ojos celestes saludó casi con tanta amabilidad como con la que fue recibida y partió contorneándose entre una nube de colegas que, como en el tango, se paraban para verla pasar.
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