El azote de la pobreza extrema marcó la vida de Walter Campos. En un entorno violento fue un chico conflictivo. Gregoria Luna, su madre, contaba que "cuando la policía lo encontraba con la bolsita (para inhalar pegamento) siempre lo seguía". Y que en esta ocasión había escapado una vez más. Un grupo de vecinos contó a La Capital el día del incidente que a Walter lo persiguieron 200 metros y que hubo intercambio de disparos. La hermana mayor del chico, Claudia, dijo que no estaba armado. También dijo que él esperaba a la sombra en una extensa cola -había de 1300 a 1500 familias- la entrega de un bolsón de comida.
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