Año CXXXV
 Nº 49.591
Rosario,
miércoles  04 de
septiembre de 2002
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Los enviados del organismo cuestionaron las proyecciones para el 2003
FMI: Lavagna acusó al Congreso y a la Corte de trabar el acuerdo
Se quejó de la postergación del CER y la restitución del 13% a estatales. Se complica el pacto con las provincias

Con la marca personal de una nueva misión del FMI sobre la cabeza, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, salió ayer con los tapones de punta contra el Congreso y la Corte Suprema, a quienes acusó de entorpecer las negociaciones con el organismo internacional, a partir de decisiones como la postergación en la aplicación del CER y la restitución del 13% a los estatales.
Lavagna acusó a los otros poderes del Estado de generar "un shock" en el exterior, donde "existe la sensación de que en Argentina no hay consenso político" para cumplir las exigencias que plantea el Fondo para llegar a un acuerdo.
El ministro formuló estas declaraciones poco después de que llegara al país una nueva misión del FMI, encabezada por el jefe del caso argentino, John Thornton. Los técnicos del organismo plantearon ayer nuevas exigencias para encauzar la negociación, lo cual motivó que mientras Lavagna criticaba a la dirigencia política, los funcionarios del equipo económico se quejaban porque el Fondo volvía a "correrle el arco" a los negociadores argentinos.
En rigor, el intríngulis del ministro con el Fondo se resume en las dificultades que enfrenta el gobierno de Eduardo Duhalde para alcanzar consenso político en torno de un mínimo plan económico. Esa debilidad llevó a Lavagna a reunirse ayer con el bloque de senadores justicialistas y al presidente a convocar a una reunión para hoy con los gobernadores.
Thornton llegó ayer por la mañana, acompañado por el encargado del Departamento de Asuntos Monetarios y Cambiarios del FMI, Stefan Ingves, Gilber Therrier y Luis Cubeddu. Durante toda la tarde se reunieron con el equipo económico encabezado por el viceministro, Guillermo Nielsen.
Los enviados reiteraron las exigencias que le permitieron al Fondo, en los últimos meses, patear el tan esperado acuerdo: cerrar el goteo del corralito, mantener la prohibición de que las provincias emitan bonos y plazos concretos para la reducción de la banca pública. Como dato adicional, le pidieron a Economía una muestra de voluntad política de toda la dirigencia para cumplir las metas planteadas por el organismo.
Desde el Palacio de Hacienda se informó a los enviados el plan de contingencia previsto para el caso de que la Corte falle definitivamente a favor de los amparos y se analizaron los detalles de la reapertura del canje de bonos, que sería lanzada el jueves o viernes de esta semana. Por otra parte, Nielsen viajará la semana próxima a Londres, para participar de una reunión preparatoria de la Asamblea Anual del FMI que se realizará a fin de mes en Washington.
Al terminar la reunión con los técnicos, un encumbrado funcionario de Economía se quejó porque "ahora objetan los supuestos macroeconómicos comprendidos para el 2003". Según el vocero, "se viene haciendo un esfuerzo para poner la situación en caja, la inflación no se desató ni se disparó el dólar y la recaudación sube pero en lugar de ayudarnos, el FMI nos corre cada vez un poco más el arco".
Ese comentario contrastó con la cruzada pro Fondo que lanzó Lavagna. El ministro dijo que las negociaciones se entorpecen porque "es Argentina la que se aleja".
Se refirió así a los inconvenientes que se generaron en las negociaciones con el FMI en los últimos días, aunque estimó que el directorio del organismo multilateral aprobará una nueva prórroga de vencimientos que operan el 9 de septiembre por 2.700 millones de dólares. Respecto de las decisiones políticas que a su entender dificultan el acuerdo, dijo que "todas estas medidas no son palabras en el mundo, son cambios importantes", y que son hechos que "cambiaron el contexto de los últimos 10 días".
De todos modos, el ministro consideró que vale la pena continuar negociando con el Fondo Monetario, "si en tanto uno negocia se van haciendo las cosas que internamente se tienen que hacer".
Después de su catarata de críticas al Congreso y a la Corte, el ministro debió reunirse con los senadores justicialistas. Gran parte de la reunión fue ocupada por la negociación para el pago de las deudas por coparticipación.
Pero también hubo pase de facturas. Lavagna les enrostró "la sanción de leyes que dificultaron el acuerdo con el FMI", entre los que incluyó las postergaciones del CER y de las ejecuciones hipotecarias y la iniciativa que hace responsables a las casas matrices de los bancos internacionales por la actuación de sus filiales en la Argentina.
Como respuesta, varios senadores se quejaron por "la falta de coordinación con el Ejecutivo y la ausencia de lineamientos claros para saber cómo actuar".



El enviado del FMI planeó nuevas exigencias.
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