Londres. - A pesar del belicoso retumbar de tambores del gobierno de George W. Bush, los planes estadounidenses permanecen envueltos en la incertidumbre y una guerra con Irak podría demorar meses. Expertos militares afirman que ven pocas señales del tipo de movimiento que se requeriría para una invasión terrestre a Irak. "Se necesita trabajar sobre muchas cosas y los estrategas necesitarían algún grado de acuerdo, por ejemplo entre el Pentágono y el Departamento de Estado, sobre lo que se les pediría hacer a ellos", explicó sir Timothy Garden, un experto del Instituto Real de Asuntos Internacionales de Londres. "El mecanismo es tal que si usted quiere lanzar una operación seria con un significativo componente terrestre, no puede hacerlo muy rápidamente", detalló. "Todas las personas con las que hablo dicen que aún no hay dirección en términos de planear algo en particular". El momento ideal para una gran invasión, con hasta 250.000 efectivos, sería entre noviembre y marzo, de modo que soldados cubiertos de trajes especiales contra ataques químicos no tengan que combatir en el sofocante calor del verano (boreal) iraquí. "No creo que una guerra sea inminente, pero ocurrirá en los próximo seis meses", opinó Paul Beaver, del semanario de Defensa Jane's, tal vez la publicación de mayor autoridad en la materia. "La concentración de tropas podría comenzar en octubre y veremos sucesos en enero o febrero", predijo. Algunos analistas dijeron anteriormente que sería posible una acción si Bush optara por un fuerza de ataque menor, respaldada por la fuerza aérea, que se dirigiría a Bagdad evitando las unidades iraquíes en las provincias. Otra opción que requeriría una concentración menor de tropas sería confiar en bombardeos y el emplazamiento de fuerzas especiales para respaldar a los rebeldes iraquíes en sus enfrentamientos con las fuerzas de Hussein. El analista iraquí Mustafa Alani, quien reside en Londres, dijo que no había concluido el planeamiento de las acciones. "Las ideas y los escenarios militares están allá, pero no han madurado en un plan sólido integrado", indicó. Algunos analistas alegan que Bush podría vacilar en lanzar una invasión antes de las elecciones legislativas de noviembre, por temor a un imprevisto revés militar. Steven Simon, subdirector del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, estimó que el gobierno de Bush aún tiene mucho trabajo que hacer para lograr el apoyo del público doméstico y convencer a los aliados extranjeros sobre un ataque a Irak. Recurrir a las Naciones Unidas, quizás para una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU dándole a Irak un plazo para permitir el regreso y cooperar con los inspectores de armas, podría calmar a los aliados de Washington, pero también podría demorar cualquier acción militar. Los analistas dicen que indicios del momento en que se produciría una invasión, como movimientos de tropas o almacenamiento de armas, equipos y combustible aún tiene que materializarse de forma decisiva. Y la declarada oposición a una invasión de todos los vecinos de Irak presenta una serie de preguntas sin responder sobre qué bases militares en la región estarían a disposición de Washington. Pero la marina estadounidense confirmó este mes que buscaba un gran barco para transportar helicópteros y armas desde Estados Unidos hasta el Mar Rojo. También pidió una embarcación para transportar equipos militares desde Europa hacia Oriente Medio. El Pentágono concedió este mes un contrato a la firma Maersk Line, para que administre ocho barcos capaces de transportar municiones, tanques y ambulancias. Las embarcaciones deben ser emplazadas cerca de la base militar Diego Garcia, en el Océano Indico. Garden dijo que el número total de reservistas estadounidenses llamados a servicio estaba cayendo ligeramente. "Si ellos estuvieran preparando una gran operación terrestre, uno no esperaría que estuvieran disminuyendo los reservistas, sino concentrándolos discretamente", opinó. (Reuters)
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