Año CXXXV
 Nº 49.589
Rosario,
lunes  02 de
septiembre de 2002
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Opinión: Dificultades

Hernán Lascano

Reportar un hecho que no está denunciado y que los vecinos niegan entraña un desacostumbrado desafío profesional. ¿Por qué un periodista se empeñaría en contarlo bajo estas limitaciones? En este caso es porque por encima de las dificultades de constatación del fenómeno -consultas a protagonistas, testigos y documentos oficiales- aparece una fuerte motivación para que todos guarden silencio.
Pero, aunque no lleguen a figurar en un acta policial o tribunalicia, los discursos circulan. En un par de manzanas de barrio Parque para todos está claro lo que pasó y no de una manera sumaria sino con asombrosos pormenores. En este obstinado silencio hacia afuera el hecho negado parece, más que desvanecerse, tener su confirmación.
Si cada acto se produjo como consigna el extraoficial relato del barrio, para cada parte implicada hacer la denuncia de lo que ocurrió es inconveniente. ¿Para qué contaría el verdulero que lo asaltaron si recuperó el dinero? ¿Contaría que lo recuperó causando un accidente? ¿Diría el accidentado, si pudiera, por qué motivo fue atropellado? ¿Impulsaría la policía una investigación de oficio sabiendo que el barrio, hastiado de robos, aprueba lo que aparece como una injusticia reparada, aunque sea un presunto acto de justicia por mano propia?
La inseguridad mezcla y trastorna todo. Un hombre al que le arrebatan el producto de su esfuerzo de todo el día sale detrás del que lo robó. Impulsado por el ánimo de restaurar una clara injusticia sustituye, en forma ilegítima, la respuesta que el Estado no le da o sospecha que no le dará. En esa acción pone en riesgo su vida. Y también su libertad futura porque con su acto queda fuera de la ley. Como el delincuente que lo asaltó.
Por eso en el barrio cierran un acuerdo para proteger a un vecino. El comerciante al que conocen como un hombre bueno y trabajador es una víctima con el que se identifican. Y entonces trazan una línea donde no se admiten matices. Son ellos o nosotros. El vecino que pida la ambulancia para el presunto ladrón quedará, automáticamente, repudiado por estar del otro lado.
La inseguridad es el efecto de una sociedad que multiplica la injusticia. Si se toma la inseguridad como causa sin actuar sobre la injusticia -y esto no significa renunciar a una política criminal- crecerá el delito y el peligro para aquellos que, siendo sus víctimas, se lancen individualmente a combatirlo.


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