Tras estrenarse en Estados Unidos con bastante menos repercusión de la esperada, Harrison Ford y Liam Neeson comparecieron ayer ante la prensa en el Festival de Venecia para defender "K-19: The Widowmaker", el drama sobre un submarino ruso que ambos protagonizan. "No creo que la taquilla muestre el verdadero efecto de una película. He estado en producciones muy exitosas y otras que no lo fueron tanto, y creo que cuando haces una película con una intención tan seria no esperas un gran éxito de taquilla. Por eso, creo que es un error considerarla un fracaso", sostuvo Ford con gesto serio. La cinta, dirigida por Kathryn Bigelow, cuenta cómo la tripulación de un submarino ruso logra, poniendo en serio peligro su vida, solucionar una fuga en el sistema de refrigeración del reactor atómico de la nave, cuya explosión podría haber desembocado en una tercera guerra mundial. Para la directora, la película, que se exhibió en Venecia fuera de concurso, es una oportunidad de cerrar heridas. "Recordar el coraje que tuvieron esos hombres y ver a los rusos como héroes es necesario para nosotros como seres humanos. Es una oportunidad de analizar la Guerra Fría y pensar quién ganó". Los actores y la realizadora negaron además que supervivientes de aquel incidente se hubieran quejado por el contenido del filme. "Al contrario. Tengo entendido que la vieron y les gustó mucho", aseguró Neeson. Bigelow sostuvo que incluso recibió mensajes de militares rusos agradeciéndole. "En las entrevistas previas al rodaje, todos me decían •Debes contar nuestra historia'. Y eso que yo representaba a un país que había sido el enemigo". Ford, que llegó a Venecia acompañado de su novia Calista Flockhart ("Ally McBeal"), se negó a contestar preguntas sobre su vida privada y dijo que sólo trata con la prensa a la hora de promocionar sus películas.
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