En torno a este caso, uno de los más paradigmáticos y clave de la investigación, circula una versión que se refiere a la existencia de una denuncia penal contra el arzobispo presentada precisamente en ese traumático 1992 y cuando en la Santa Sede se analizaba tomar una decisión, que dos años más tarde sería la llamada "Investigación Arancibia". La versión por ahora es negada en los ámbitos del más alto nivel tribunalicio, pero los tiempos coinciden. Las fuentes que aseguran la existencia de esa denuncia también afirman que fue cajoneada o tal vez hecha desaparecer por alguien con mucho poder dentro de la Justicia provincial y estrechas relaciones con la Iglesia, un dato que por el momento está sin confirmar debidamente.
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