El presidente Eduardo Duhalde admitió ayer que la posible existencia de "una campaña de desestabilización" contra la provincia de Buenos Aires, afectada por una fuerte ola de inseguridad, pero dijo que los responsables "no son políticos ni policías sino fuerzas descontroladas" de bandas delictivas. "Hay que mirar y escuchar con mucha seriedad algunas prevenciones que el gobernador Felipe Solá y el secretario de Seguridad Juan Pablo Cafiero están insinuando", advirtió. Sin embargo, el ministro del Interior, Jorge Matzkin, salió a poner paños fríos a las denuncias de los funcionarios provinciales, tal como lo habían hecho en las últimas horas otros funcionarios del área de Seguridad del Gobierno. "Mi sensación es que hay un exceso verborrágico en la vinculación (de hechos delictivos) con actividades conspirativas", dijo el presidente. Solá, en tanto, insistió en sostener que "hay mafias" actuando en la provincia. "No queremos decir que hay un complot de alguien determinado vinculado ni a la política, ni a la economía en el sentido clásico de la palabra complot", aunque sí "una campaña muy fuerte de prensa contra el ministro Cafiero cotidiana, todos los días" en un programa de radio y de televisión, denunció.
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