El juez de Instrucción Luis María Caterina procesó a un policía por adulterar el interrogatorio de un hombre imputado de un delito con el propósito de perjudicarlo en una causa en la que lo acusaban de causar lesiones a una mujer en un accidente de tránsito. Se trata de un oficial que además introdujo en la causa dos testigos falsos con el mismo objetivo. Estas dos personas también fueron procesadas por el delito de falso testimonio. La investigación de Caterina se inició a partir de un incidente de tránsito que ocurrió en 1996. Fue un choque en la esquina de Arijón y Bermúdez, en la zona sur de la ciudad, entre un automóvil y una moto en la que viajaban dos personas. En el accidente resultó herida una mujer que iba como acompañante en la moto y esto motivó la intervención de la subcomisaría 20ª, con jurisdicción en la zona. Por la misma razón, el conductor del auto fue acusado de lesiones culposas y trasladado a la seccional, donde fue interrogado por un oficial de apellido Gómez. El sumario fue remitido luego al juzgado correccional Nº 3, donde más tarde quedarían al descubierto una serie de irregularidades cometidas en la comisaría con el claro propósito de complicar la situación del imputado. Las irregularidades consistían en la adulteración de la declaración indagatoria del acusado, en la que se insertaron frases que el imputado jamás dijo, y también en la falsificación del acta de inspección ocular del lugar donde ocurrió el accidente y el croquis que obligatoriamente deben confeccionar los policías con los detalles del hecho. Pero lo más grave fue que sorpresivamente un par de días después aparecieron dos personas que hasta ese momento nadie había incluido en el sumario y que dijeron haber sido testigos del choque. Su declaración ante el mismo oficial Gómez también perjudicaba al imputado. Después se probaría que esas personas no vieron nada y que ni siquiera estuvieron en el lugar del accidente. La conclusión era clara: los cambios en el sumario, algunos de ellos burdos, sólo podían haber sido realizados en la comisaría. Por eso el oficial se convirtió en sospechoso, al igual que los testigos que introdujo en el sumario. El hallazgo por parte de los funcionarios judiciales que se hicieron cargo del expediente motivó la apertura de una nueva causa para investigar la conducta del policía y los supuestos testigos. El primero fue acusado de falsificación de un instrumento público y los otros dos de falso testimonio. Ahora fueron procesados por esos delitos y Caterina también trabó embargo sobre sus bienes por 1.000 pesos en cada caso.
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