Año CXXXV
 Nº 49.584
Rosario,
miércoles  28 de
agosto de 2002
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El cura viejo ratificó que no cederá en sus posiciones frente a la Iglesia
Una multitud apoyó al padre Guntern en su enfrentamiento con la curia
Más de dos mil fieles se concentraron para ovacionarlo durante horas. Vivaron a la Iglesia y a la Virgen

Carlos Roberto Morán / La Capital

Santa Fe. - Una demostración conmovedora e inédita se registró anoche cuando una muchedumbre se agolpó frente a la parroquia de San Roque, en el barrio Sargento Cabral, para exteriorizar su apoyo al sacerdote José Guntern. Resultó notoria la ausencia de sacerdotes y religiosas a pesar de ser un acto de fe y de apego a la Iglesia Católica.
Las más de dos mil personas marcharon alrededor de la iglesia desde las 20, rezando el Santo Rosario y otras oraciones, pero al acercarse a la casa del cura Guntern empezaron las canciones religiosas y los aplausos mientras la emoción ganaba a los fieles, la mayoría de esa parroquia, aunque muchos venían de otros puntos de la ciudad -especialmente del barrio Guadalupe- y de pueblos vecinos.
La emoción creció aún más cuando la marcha se detuvo frente a la casa del pasaje Durán 2556, donde el viejo sacerdote esperaba a su feligresía desde una ventana enrejada. A partir de ese momento los "Viva Guntern", "Te queremos, padre, te queremos", "Si ésta no es la Iglesia, la Iglesia dónde está" ganaban fuerza, los aplausos crecían y muchos no podían evitar las lágrimas.
"El padre nos casó", "El me dio la comunión", "Guntern estuvo con mi madre hasta el último momento", "Es un santo y lo que hacen con él es injusto", "La Iglesia de Santa Fe necesita purificarse", repetían sin cansancio a quienes pugnaban por acercarse para estrechar las manos del cura, expresarle su cariño y pedirle que tenga fuerzas y no afloje.
Guntern lucía bien, sereno y muy contento, como es habitual. Dijo estar muy emocionado por la enorme manifestación de cariño que tanta gente le transmitía. Las expresiones de fe fueron constantes, como los vivas a la Iglesia y a la Virgen. El momento más emotivo fue cuando el cura jaqueado por la curia impartió la bendición a la multitud. Luego Guntern vivó a la Iglesia y a la Virgen de Guadalupe y dijo sentirse "bien y sereno", que "confiaba en la justicia divina", pero que en cambio "desconfiaba en la justicia de los hombres" y que estaba tranquilo, convencido de lo que hacía.
Dijo que recibió el apoyo de muchos sacerdotes, a quienes no identificó, y que se sentía acompañado por la memoria del presbítero Edgardo Trucco. "Lo tengo presente siempre en mis oraciones", remarcó. Aseguró a la multitud que "no voy a aflojar en mis posiciones", en clara alusión de que se ha vuelto en un impensado protagonista del hecho más grave que conmueve a la Iglesia santafesina.
Desde la ventana de la casa de Guntern una integrante de la parroquia leyó una proclama: "Jesús manifestó su amor de todas las formas posibles, también con enojo cuando echó a los mercaderes del templo porque estaban confundiendo a los que se acercaban a orar, a meditar, a pedir, a agradecer, a alabar a Dios".
Sostuvo además que "hoy también hay confusión, hay dolor y hay mercaderes en el templo y Jesús vuelve a aparecer en aquellas voces que se alzan clamando Justicia. Por eso en este mundo, en esta Argentina que nos duele tanto, en esta sociedad santafesina aturdida, cómplice, cómoda, desalentada, llena de miserias y de grandezas, aparecen las dos caras de la vieja moneda que es el ser humano. La corrupción, el atropello de algunos y la nobleza de aquellos que siguen dando luz cuando crecen las tinieblas".
En el documento leído se le expresa a Guntern el deseo de compartir la Cruz que hoy sobrelleva y en ese sentido los convocantes hicieron saber que el próximo martes próximo a las 20.30 se realizará una marcha similar, la que se repetirá todas las semanas "hasta que la Justicia triunfe".



Los fieles alentaron al cura Guntern a seguir su lucha.
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