Newell's defiende con solidez, pero todavía no demuestra la necesaria contundencia cuando ataca. De los cinco que ocupan los primeros lugares de la tabla de posiciones, el equipo de Julio Zamora es el que menos goles a favor tiene. Sus ocho conquistas son justo la mitad de los que consiguió Rosario Central, el rival del domingo.
A excepción del encuentro en el que vencieron por 4-1 a Talleres en el Coloso, los rojinegros consiguieron seis puntos al triunfar por la mínima diferencia, y en ambos cotejos los tantos fueron convertidos por volantes: Liendo (ante Huracán), Ponzio y Marino (frente a Arsenal).
Si bien la falta de eficacia de los delanteros comenzó a disminuir en los dos últimos compromisos (Rosales 2, Sacripanti 1 y Lagorio 1), todavía dista de la necesaria para facilitarle los triunfos al equipo.
Un argumento que se podría utilizar para fundamentar la baja contundencia sería la poca creación de ocasiones para convertir, pero no es el caso particular de Newell's, porque por diferentes caminos el equipo del Parque origina situaciones de riesgo, varias de las cuales no fueron aprovechadas por los atacantes.
Lisandro Sacripanti es un típico delantero de área, que se hizo un lugar en la primera división a fuerza de las decenas goles que festejó en las inferiores, pero su oportunismo se reduce considerablemente si no es habilitado con certeza en la zona de definición.
No obstante, en este torneo Apertura ha dispuesto de algunas chances para anotar, pero no tuvo la certeza para transformalas en tantos. Y es sabido que un oportunista necesita inexorablemente del festejo propio para alimentar la confianza que lo devuelva al camino del gol.
También es cierto que las características físicas de Sacripanti no lo hacen un delantero rápido, pero posee la inteligencia para capitalizar los espacios reducidos y convertirse en un atacante letal.
Rosales, un puntero veloz
El compañero de ataque de Sacripanti es Mauro Rosales, un puntero veloz con considerable riqueza técnica, combinación que lo presenta como un constante riesgo para el adversario. Estas cualidades las pudo exhibir en plenitud frente a Independiente, cotejo en el que, además de aprovecharse de un error rival y definir con admirable estética, fue la espada de Damocles que colocó Zamora sobre la cabeza de los rojos de Avellaneda.
Rosales tiene en Manso a su mejor aliado para practicar el juego que mejor le sienta, el que se basa en toque rápido y gambeta hacia adelante. Cuando ellos se juntan en ofensiva, cualquier defensa puede sufrir sofocones.
No parece demasiado complicado para Newell's alcanzar la contundencia deseada en sus atacantes, ya que con Manso como conductor es simple sincronizar los movimientos ofensivos de un delantero por afuera y otro por adentro. En materia colectiva es cuestión de alcanzar una sintonía en la acción, aunque mucho depende del rendimiento individual, en donde la responsabilidad se reduce sólo al jugador.
Zamora ha intentado potenciar su esquema de ataque con el sistemático reemplazo de Sacripanti por Lagorio, pero Carucha todavía no cuenta con el ritmo futbolístico para competir en igualdad de condiciones.
Newell's no tiene la contundencia necesaria, pero en sus últimas presentaciones insinuó una recuperación al respecto. Claro que para el clásico, en el que habitualmente las oportunidades no abundan, no podrán otorgar la ventaja de no aprovechar las ocasiones.