José M. Petunchi / Ovación
Un equipo logra despertar el respeto y se consolida como tal cuando alcanza el difícil -y anhelado- equilibrio entre sus líneas. Cuando es sólido defensivamente hablando, cuando funciona su circuito ofensivo y lo corona con la eficacia de sus delanteros. Aún sin haber logrado reunir todos estos atributos hasta el momento, Rosario Central se ha transformado en la sensación del Apertura. De la mano de César Luis Menotti, su producción ofensiva se convirtió en la vedete de esta parte del torneo, que hasta generaría la envidia de varios de los denominados equipos grandes del país. Su arrolladora contundencia ha despertado incluso la inusual atención entre los analistas de Buenos Aires, poco afectos a detenerse en el rendimiento de los equipos del interior.
Sus dieciséis goles en cinco fechas (a un promedio de 3,20 por encuentro) le valieron no sólo colocarse segundo en las posiciones, sino también ser por lejos el conjunto más eficaz del torneo, en lo que a producción ofensiva se refiere.
Su demostrada eficacia es tan elocuente que casi doblega la capacidad goleadora de la mayoría de los equipos del torneo, y supera por seis tantos al mismísimo River, el líder solitario que viene de ganarle 6-0 a Estudiantes, y por cinco a Independiente, que está en el lote de los terceros y fue uno de los que más se reforzó.
La fórmula de Central, que le ha permitido llegar al gol con tanta asiduidad, no tiene grandes misterios ni es producto de la causalidad. Se sustenta en un notable rendimiento físico y en la ambición permanente de un equipo que tiene como premisa la búsqueda constante del arco de enfrente.
En esta meritoria campaña que están desarrollando los canallas el aspecto físico es fundamental, porque sumado a un buen trabajo de conjunto le ha permitido sacar diferencias abismales en la mayoría de los partidos en el complemento. De hecho 10 de los 16 tantos los hizo en la última media hora del partido. El gol del triunfo a San Lorenzo, 4 a Lanús, 3 a Gimnasia y otros dos el domingo a Racing le otorgan credibilidad a esta afirmación.
Esto está acompañado con la lógica ambición de un equipo que se propuso objetivos importantes y que en ninguna circunstancia renuncia a jugar. Que hace un culto del cuidado de la pelota, que tiene jugadores con buen pie, volantes y laterales que llegan permanentemente por sorpresa al área rival y delanteros que tienen al arco de enfrente entre ceja y ceja y que están atravesando una buena racha, como el Chelito Delgado. Pese a esto, el domingo ante Racing le agregó otra virtud, no se desordenó nunca en defensa.
Esto al margen de que Luciano Figueroa, la figura del equipo antes del inicio del torneo, no está en su plenitud física, puesto que un esguince de tobillo lo tiene a maltraer, y como consecuencia tampoco futbolística.
A la contundencia que exhibe y al respeto que inspira en la mayoría de sus rivales, el domingo ante Newell's tendrá el desafío de repetir su costumbre ante una de las defensas menos vencidas del torneo.
Por lo pronto ayer Julio Zamora, el técnico rojinegro, deslizó que no le preocupa la racha goleadora de Central. Seguramente el Negro ya tomó nota de sus bondades. Y estará pensando en la forma de contrarrestarlas.
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La Ciudad
