"Quiero ser muy medido" dice el designado ministro de Educación, Daniel Germano, al explicarle a La Capital que "preferiría esperar a la semana próxima para emitir alguna opinión". En realidad, espera conocer para entonces la realidad profunda de una cartera que sabe de antemano que es "dificultosa". No descarta "problemas", porque si no leyó mal -y no lo hizo- "ya hay planteos de recomposición salarial que efectúan los docentes". Como economista, Germano conoce al dedillo que el país lejos está de haber congelado el enjambre de reclamos y conflictos. "En realidad, y en tanto sigamos así, lo peor todavía no comenzó. Por lo que este cargo podría ser un pasaje al infierno", apunta. Y rápidamente se reconviene a sí mismo diciendo que tampoco quiere transmitir pesimismo. Comienza el lunes otra etapa y parece no querer desperdiciar las expectativas lógicas que conlleva todo recambio. En Alejandro Rébola, en cambio, las expectativas de futuro se frustraron inexplicablemente. Al conversar con este diario no ocultó su desazón por que Reutemann no lo retuvo en la cartera. "Asumí en medio del incendio. Era una situación que todos reconocían como tal, con la Carpa Docente instalada en la Legislatura. El año pasado, de 180 días de clase se dictaron 177, y en lo que va del actual, todos. Pese a todo lo que se dijo, se puso en marcha el polimodal. Los comedores están funcionando, las escuelas están abiertas, los docentes dando clase y los alumnos aprendiendo. No hicimos ninguna revolución educativa, es cierto, pero hicimos una gestión digna y decente". El todavía ministro de Educación fue ayer a decirle a Reutemann que le liberaba las manos. Había leído que se le buscaba reemplazante, pero está claro que esperaba que el gobernador le pidiera que se quedara. Reutemann en cambio no dijo nada. Rébola salió siendo ex ministro en los hechos y sólo le quedó el consuelo de que le hayan admitido que el suyo era, al momento, el Ministerio que "tenía el menor nivel de conflictividad de casi todo el gobierno". Rébola y Germano no tomaron contacto entre sí. En realidad, Rébola al hablar con La Capital, no sabía aún el nombre de quien lo reemplazaría. El dirigente del PPS dijo que le había pedido una definición a Reutemann y otorgado carácter indeclinable a su renuncia, impulsado por el "manoseo de nombres que aparecieron en los medios" para ocupar su cartera. Y resumió: "No quería forzar mi continuidad. Hoy necesitamos gente que tenga toda la fuerza como para enfrentar un momento que, quizás, sea el más difícil. Y creo que yo quedaría muy disminuido en mis posibilidades de seguir trabajando en un área tan delicada y prioritaria". Anoche, su sucesor, completaba una sesión fotográfica con La Capital y, aun sin abandonar el buen humor, se encargaba de resaltar algo que Reutemann repite hasta el hartazgo: la Argentina se parece mucho al infierno.
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