Rodolfo Bella / La Capital
Mónica Ayos y Carlos Calvo presentan hoy la comedia "Casi un ángel", a las 21, en el Auditorio Fundación, Mitre 750. La pieza con la que Ayos debuta en teatro es una historia de amor del autor francés Pierre Chesnot. Cuenta cómo un hombre maduro intenta resistir los avances de una mujer que quiere seducirlo. Ayos dijo a La Capital que el teatro no es excluyente de la revista: "Se trata de que ahora estoy abriendo otras puertas que creo que tienen más vida útil para mí, pero no reniego de ese lugar al que accedí con tanto esfuerzo y en el cual hago un muy buen trabajo". -¿Qué desafío implicó aceptar debutar en teatro con "Casi un ángel"? -Yo venía de un género revisteril, que amo y que me dio muchísimas oportunidades. Aceptar esta posibilidad, y además estar con Calvo, que es un gran profesional y una gran persona, dirigidos por Manuel González Gil, la verdad, por ser mi primera vez, es un lujo. -¿La actriz le quitará espacio a la vedete? -Creo que nada le quita espacio a nada mientras uno sepa hacia dónde va. Soy artista en todas sus posibilidades y no me avergüenzo absolutamente de nada. Si bien el género revisteril estuvo bastardeado, yo hice un muy buen trabajo. En la actuación creo que me estoy desempeñando bien y por eso pasó lo de "Tiempo final" y otros ciclos de los cuales estoy orgullosa, además de "Franco Buenaventura", donde mi personaje creció muchísimo. Si algún día surge la propuesta de estar en ese lugar que yo ocupé con tanto esfuerzo, volvería a ponerme las plumas. Sólo se trata de que ahora estoy abriendo otras puertas que creo que tienen más vida útil para mí y me gusta muchísimo. -¿Tuviste que luchar contra la imagen que se construyó en torno a la vedete para poder demostrar tu capacidad como actriz? -Ahora está de moda ser multifacética. Lo que es difícil es encontrar a alguien que pueda hacerlo. Tengo las armas para poder desempeñarme en diferentes roles. Lo que hay que aprender y tengo que aprender, es que no tengo la trayectoria de los años, porque recién tengo 30 y empecé hace siete. Pero me parece que lo de multifacética me cuadra bárbaro. Con el tiempo tiempo lo voy a demostrar porque las palabras se las lleva el viento. -¿Qué balance hacés de tu primera experiencia en cine con "Mi suegra es un zombie"? -Estoy orgullosa de esa película, que fue mi primer protagónico en cine, en la que además trabajó la hija de Tomás Gutiérrez Alea, el director de "Fresa y chocolate", que no es poco. -¿Sentiste prejuicios por venir de ese género que calificaste como bastardeado? -Gracias a Dios, no. La discriminación o los prejuiciosos no se cruzaron en mi camino. Fui muy bien recibida en todos los lugares donde fui a trabajar porque de verdad vieron que servía para esto. Si uno no sirve, creo que puede llegar a ser rechazado, porque me parece que a los actores y las actrices que tienen carrera, puede darles mucha bronca que haya gente en el medio que no le corresponda el lugar que ocupa. Como creo que desempeñé mis roles muy bien, me considero una profesional, me deslomé trabajando desde que tengo uso de razón y a veces hasta no dormí por cumplir con mis obligaciones, creo que me merezco respeto.
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