El director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, Glenn Hubbard, aseguró ayer que la Argentina aún no merece ayuda internacional y consideró que los "progresos" realizados en materia de reformas económicas y jurídicas "no son suficientes" para cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El mensaje del gobierno de Estados Unidos llegó en simultáneo con la ofensiva que lanzaron los bancos extranjeros para frenar una serie de iniciativas aprobadas o en tratamiento en el Congreso, como la postergación de la aplicación del CER y las ejecuciones por deudas, y el proyecto que obliga a las entidades financieras del exterior a explicitar el respaldo de las casas matrices sobre los depósitos tomados en Argentina. El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, negó ayer la existencia de presiones del Fondo Monetario respecto de estos temas y advirtió que "no habrá vetos" del gobierno a las leyes que cuestionan los banqueros. Dijo que las versiones en ese sentido fueron lanzadas por "lobbies que a veces van más rápido que la realidad". Mientras en el Ministerio de Economía aseguran que esperarán a clarificar la postura del FMI antes de decidir cómo actuarán respecto de las cuestionadas leyes, el jefe de Gabinete se reunirá con la cúpula de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), que preside Mario Vicens, para negociar una solución intermedia, que podría pasar por una aplicación del CER en base a un esquema gradual. Vicens negó que hubiera hecho gestiones ante los embajadores de los países que integran el Grupo de los Siete para frenar la ayuda del Fondo a la Argentina, hasta tanto se respete "la seguridad jurídica". Sí enfatizó el rechazo de su sector a las iniciativas que se trabajan en el Parlamento. Desde España, donde el Grupo Santander reunió en un encuentro internacional a lo más granado de las finanzas, llegaron renovadas presiones. El consejero director del Santander Central Hispano (SCH), Francisco Luzón, advirtió que "si se continúa fracturando las reglas de juego, se dificultará lograr" el acuerdo con el FMI. El directivo se quejó porque "desde hace ocho meses está pendiente el tema de la pesificación de parte del ahorro jubilatorio en las administradoras de fondos de pensión" y se mostró preocupado por el proyecto de ley que cuenta con media sanción del Senado y obligaría a las matrices de los bancos extranjeros a respaldar con su patrimonio a las filiales en el país. Otro de los proyectos que preocupa a los banqueros es uno que también tiene media sanción y que destina un 2 por ciento de los ingresos totales de las entidades para financiar el seguro de salud de los empleados. Las quejas de los banqueros deben haber llegado a Washington porque ayer un vocero de la Casa Blanca se ensañó con Argentina, en momentos en que el gobierno espera la respuesta de la número dos del FMI, Anne Krueger, envíe su opinión respecto de la carta de intención que le le envío la semana pasada el ministro de Economía, Roberto Lavagna. Glenn Hubbard, jefe de los asesores económicos de la Casa Blanca, repasó los mismos reclamos que hicieron los banqueros y que, hace algunas semanas, dejó el secretario del Tesoro de EEUU durante su breve visita al país: "Mejorar el mandato de la ley y la protección a los inversores". A eso le agregó la necesidad de ajustar los números fiscales entre el gobierno central y las provincias. "Argentina es un caso en el cual la asistencia adicional o programas a través del FMI no pueden ser útiles hasta que el gobierno complete las reformas económicas que los hagan útiles", dijo. El economista sostuvo que las reformas "están haciendo progresos" pero aclaró que, a su entender, "realmente no es suficiente para brindar asistencia adicional significativa para Argentina". A pesar de estos cortocircuitos, el índice Merval de la Bolsa porteña subió 0,24% y el dólar se mantuvo estable. El Banco Central siguió comprando divisas y ya acumula 340 millones de dólares en lo que va del mes de agosto.
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