Ni internas, ni lemas; que se presenten todos

Héctor Méndez / La Capital

Si la fecha no se modifica, los partidos políticos deberán elegir su fórmula presidencial el 24 de noviembre a través de un sistema que hasta ahora nadie conoce. El Congreso aprobó una ley que el Poder Ejecutivo vetó y se abrió una polémica que no se sabe cómo terminará, especialmente en el PJ.
El constitucionalista Iván José María Cullen, además de alertar sobre el grave riesgo que significa que todavía no se haya resuelto qué procedimiento se utilizará para esta crucial definición, coincide con quienes por estas horas aconsejan que no se hagan las internas y que se presenten todos los candidatos que deseen hacerlo.
Los cincos precandidatos que hoy tiene el justicialismo -Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem, José Manuel de la Sota, Néstor Kirchner y Juan Carlos Romero- no necesitarían desangrarse en una lucha intestina costosa y despiadada. Los radicales tampoco.
Todos se ofrecerían directamente a la ciudadanía como si fueran cada uno un partido político y si ninguno obtiene en la primera vuelta la mayoría que exige la Constitución, los dos más votados irían al ballottage.
Por lo pronto, Cullen cree que hay un vacío legislativo que el Congreso debe solucionar. Dice que hoy por hoy no hay ley vigente que imponga las internas abiertas, simultáneas y obligatorias que pomposamente el gobierno de Duhalde ha convocado para dentro de tres meses. Ni la fecha parece segura frente al nivel de enfrentamiento que se registra en el justicialismo.
Y para una decisión que se debería tomar con urgencia, el especialista rosarino plantea que tanto el sistema de internas -con padrones altamente conflictivos, sean éstos generales o partidarios- o el de lemas, como ha propuesto el senador Oscar Lamberto, "carecen de consenso generalizado", por lo que "van a ser cuestionados por vastos sectores, circunstancia que representa un gravísimo problema para la legitimidad del proceso electoral que se avecina".
Así las cosas, Cullen cree que no son necesarias las internas y respalda la idea que podría denominarse que se presenten todos".
En una elección presidencial de ese calibre, los partidos o candidatos independientes -con requisitos mínimos- se podrían presentar con diferentes fórmulas, compitiendo todos contra todos.
Cullen entiende que con ese sistema no hay riesgo de una exagerada cantidad de candidatos porque a medida que avanza el proceso electoral (como sucede en Estados Unidos) las candidaturas se van decantando y sólo queda un número razonable.
"No habría internas, y el ciudadano votaría directamente por la fórmula presidencial de su preferencia, sin importar que dentro de un mismo partido o alianza se presenten varios candidatos", explica.
"Al evitar las internas e ir directamente a la elección presidencial, puede incluso adelantarse la entrega del poder y, ya con un nuevo presidente legitimado por el voto popular, encarar lo que queda del proceso electoral, que no es poco", finaliza Cullen.