"Si acá la policía y las fuerzas represivas actuaran como en Suecia yo diría qué bien, pero en este caso comparto una desconfianza con los organismos de derechos humanos que no es para nada infundada", sostuvo ayer la abogada Ana María Figueroa, titular de la cátedra de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Rosario. Su desconfianza ante la mayor cantidad de efectivos de seguridad en la calle parte de reconocer una dicotomía. Por un lado, admitir que la policía y las fuerzas de seguridad resultan imprescindibles en un Estado de derecho. Por el otro, verificar que "en los últimos tiempos la mayor cantidad de homicidios fue cometida por gente de la propia policía". Al respecto, la especialista recordó la represión de diciembre último y abundó en ejemplos sobre recientes operativos de la policía provincial en barrios humildes y villas miseria, "donde entraron en las casas de la gente sin orden de allanamiento, cometiendo ilícitos e incluso provocando lesiones". Por eso, para Figueroa la presencia de más efectivos con armas y uniforme ante gente desarmada, por ejemplo en los parques, más que disuasoria le resulta preocupante.
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