Año CXXXV
 Nº 49.576
Rosario,
martes  20 de
agosto de 2002
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Sufrir y morir entre cuatro paredes

La casa de la mujer asesinada ayer está ubicada a unas pocas cuadras de la de Salustiano Gonsevat, un changarín del barrio Los Unidos que fue asesinado frente a su esposa y sus hijos la madrugada del lunes 15 de julio. Salustiano le había dado su alianza de plata y la billetera con no más de 20 pesos a los jóvenes ladrones que también se habían apropiado del televisor y un radiograbador, todo lo que había de valor en la casa. Pero intentó impedirles pasar al dormitorio, donde dormía su familia. Por eso dispararon un escopetazo que lo arrojó dentro de la habitación. Allí murió antes de que llegara la ambulancia. Los ladrones, jóvenes según lo que contaron la mujer y los hijos de Salustiano, dejaron tirados en el camino los electrodomésticos. Los vecinos aseguran que los asesinos viven en un caserío ubicado a unos 100 metros de allí y señalaron que no era el primer robo que ocurría en el barrio de casas más que modestas.
El clima de tensión que se instaló en el vecindario después del crimen de Gonsevat se reflejó cuatro días después, cuando los vecinos reaccionaron con violencia contra dos menores que intentaron robar en una casa muy humilde, que estaba deshabitada, pero a pocos metros de la vivienda de su propietario. Advertidos del robo, varios vecinos fueron a buscar a los menores y les aplicaron una fuerte golpiza. Uno de los chicos, Martín Vera, murió 11 días más tarde a causa de las lesiones. Y el dueño de la vivienda quedó detenido por homicidio.


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