cartas

La pérdida de la seguridad

Antes de toda esta inseguridad en el barrio se vivía una vida normal. Podíamos salir sin tener miedo, nuestras tardes eran compartidas con amigos y familiares, viendo el atardecer en la plaza del barrio. Ahora es muy distinto, hoy ser mujer adolescente aquí es mucho más complicado que lo normal. Nuestros padres deben acompañarnos a todos lados por temor a que nos pase algo. Por eso queremos que los que abusan, roban, los delincuentes, estén en la cárcel, y no nosotros convertir nuestras casas en cárceles.
Cintia Ponce, Gladis Quintana y Débora Véliz