Cañada de Gómez. - Los titulares de la firma Cereales Santa Lucía -la empresa que estuvo paralizada merced a una demanda presentada por un grupo de vecinos- anunciaron que radicarán una planta en Bustinza y que paulatinamente trasladarán los silos ubicados en el extremo sur cañadense. La decisión fue tomada como consecuencia del impedimento para ampliar las actuales instalaciones.
La determinación de los empresarios intentó ser revertida por la actual administración municipal con el ofrecimiento de un predio en terrenos que fueron cedidos por el ferrocarril, pero la propuesta no fue aceptada por la familia Talismani, propietaria del establecimiento, cuya radicación demandó una inversión de medio millón de pesos.
"Tuvimos una serie de reuniones con las autoridades para tratar de llegar a un acuerdo, pero no logramos ningún consenso. Tenemos el apoyo de productores y vamos a radicarnos en Bustinza. No tiene sentido que sigamos dialogando porque nuestro pedido no fue aceptado", dijo José Talismani.
En efecto, ante el primer anuncio de irse de Cañada de Gómez, reflejado oportunamente en La Capital, las autoridades trataron de llegar a un acuerdo sobre la base de las ordenanzas vigentes que le impiden a Talismani seguir construyendo silos sobre calle Colombia, donde esta asentado el establecimiento.
Esas negociaciones se llevaron adelante en varias reuniones, pero las partes no pudieron conciliar las demandas. "Nadie retrocede en las posturas y entiendo que no tiene sentido seguir conversando. Como no tenemos respuesta tomamos la decisión de seguir creciendo en Bustinza donde ya tenemos un terreno en cercanías del acceso", dijeron los empresarios.
La construcción de la planta de la cerealera Santa Lucía generó un serio conflicto entre los empresarios, autoridades y vecinos del barrio Libertad. Talismani sostiene que tuvo autorización verbal de ex funcionarios municipales que trabajaron en la administración de Abel Romegialli para plantar los silos en un área que lo prohibían las ordenanzas.
Posteriormente el Concejo aprobó la creación de una nueva área industrial de baja contaminación que le iba a permitir operar, pero inmediatamente surgió el reclamo de los vecinos que lo querían impedir. Hasta presentaron una demanda en la justicia por una supuesta contaminación del medio ambiente.
Disputas políticas
La justicia no dio lugar a esa demanda y la empresa pudo trabajar algunos meses después, pero ahora reclama porque "no le permiten ampliar", en un momento en el que la empresa "necesita crecer para acompañar el incremento en materia de acopio".
"Nos sentimos usados y en medio de disputas políticas. La planta no la vamos a cerrar de un día para el otro, pero nuestra idea es trasladarla en un futuro. Las nuevas instalaciones las pondremos en un campo que fue cedido por un colono indignado con la postura del intendente Amílcar Abate", explicó Talismani.
Funcionarios municipales aún están evaluando la situación. En diálogo con este diario, el secretario de Gobierno, José Luis Odasso, señaló que la actual administración pretende ordenar y reglamentar la instalación de cerealeras, cuestión que no se respetaría si Talismani amplía la planta en una zona prohibida.
"Los funcionarios dicen una cosa en los medios y otra en las reuniones. Nos estamos cansando de tantas conversaciones. Si existen nuevos encuentros vamos a pedir que estén los periodistas para que reflejen los términos reales de las propuestas que recibimos", acotaron.
El anuncio de Talismani generó opiniones encontradas en la comunidad. Un sector numeroso entiende que Cañada de Gómez "no se puede dar el lujo de perder otra fuente de trabajo". Sustentan esa apreciación en la elevada cantidad de desocupados y en la paralización del sector industrial vinculado a la industria del mueble.
La Ciudad
