Silvia Carafa / La Capital
Melincué. - "Usted no tiene autoridad moral para cuestionar mis proyectos", fue la respuesta que en marzo de 2000 la entonces diputada Claudia Rosenthal le dio al arzobispo de Santa Fe, Edgardo Storni, después de que el prelado le enviara una carta calificando de inmorales, diabólicas y nefastas a las iniciativas sobre planificación familiar y ley de casinos. "Esa expresión me ofendió sobre todo porque era un secreto a voces que el Vaticano estaba investigando las denuncias sobre corrupción de menores que le habían hecho", recordó la ex legisladora. "Por lo pronto, los proyectos jamás se movieron de la comisión", evocó Rosenthal al evaluar la eficacia de la presión del purpurado sobre sus pares. En sus ediciones del 30 y 31 de marzo de 2000, La Capital dio cuenta del duelo mediático entre Rosenthal y Storni. "Digo y afirmo que en el período 1995-1999 ejercía una gran influencia sobre el poder político santafesino. La mayoría estaba de acuerdo con los proyectos pero nadie se animaba a tratarlos en el recinto", dijo. "Storni es el menos indicado para ofenderme porque sobre él pesaba la sospecha y la investigación no debe haber salido muy bien porque se habló de que lo iban a trasladar a la biblioteca del Vaticano, pero nunca se concretó", relató. "En aquellos días ya se hablaba de que la vida privada de Storni no era específicamente esclesiástica y que había estado involucrado en abuso deshonesto y corrupción de menores", recordó Rosenthal. "Sabíamos que había una investigación del Vaticano, cuyo resultado no se conoció pero que determinó el traslado de Storni al Vaticano", dijo la ex legisladora, quien acotó que en aquellos años "las versiones sobre los hechos de abuso sexual eran muy fuertes". En un párrafo de su carta a la legisladora para evitar el tratamiento de un proyecto de procreación responsable, Storni afirma "que el Estado llegue a convertirse en cómplice de crímenes nefandos, en violador de los derechos y promoción integral del hombre argentino, de la desaparición de la familia y su misión procreadora y hasta en perverso proxeneta favorecedor del desorden moral, conforma un abuso de poder en contra de los intereses mismos de la Nación". La nota concluye reclamando a la conciencia cristiana de los diputados, que impida la aprobación de tan nefasto proyecto en la Legislatura provincial.
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