El Papa Juan Pablo II llegó ayer a su ciudad natal, Cracovia, en Polonia, en una nostálgica visita de cuatro días al país. Unos 15 mil fieles se congregaron en el aeropuerto de Balice para aclamarlo al son de las orquestas de los habitantes de las montañas de Tatras, una región muy querida por él. El Pontífice descendió la escalinata solo y luego besó la tierra que le fue ofrecida en un canasto. "Bienvenido a casa", "Te amamos", "Bienvenido a Cracovia", coreó la multitud. Allí fue recibido por el jefe de Estado polaco, Aleksander Kwasniewski, y el cardenal Franciszek Macharski, arzobispo de Cracovia. El Papa tiene programado permanecer cuatro días en Cracovia, donde en cuatro décadas ascendió desde novicio hasta arzobispo antes de su elección en 1978 como el primer jefe polaco de la Iglesia. Durante su alocución se vio interrumpido una y otra vez por el entusiasmo de la multitud. Los viajes del ya anciano Papa a su país de origen suelen ser especialmente emotivos. Al contrario que en ocasiones anteriores, la visita del Sumo Pontífice a Polonia este año sólo durará cuatro días y se limitará a su antiguo obispado, Cracovia. Las especulaciones respecto a que se trata de su último viaje fuera de Italia han sido desmentidas por el Vaticano, como también lo fueron los rumores sobre su supuesta renuncia. En Polonia se esperaba con impaciencia desde hace días su llegada. No sólo en Cracovia, sino también en otras partes del país ventanas y balcones fueron adornados con banderas de la Iglesia católica y afiches del Papa. Se espera que unos 4,5 millones de feligreses quintupliquen la población de la capital medieval de Polonia durante la visita, que incluirá mañana un gran servicio al aire libre. Antes de partir de Roma, el Papa estaba en buena forma dirigiéndose a los feligreses en su retiro veraniego de Castelgandolfo, en las afueras de Roma, y logró ponerse de pie para dirigir las oraciones. Envió un mensaje de aliento a las víctimas de las inundaciones en las cercanas República Checa, Alemania y Austria. Cracovia sufrió una tormenta anteayer, pero Polonia ha escapado por ahora a las inundaciones y se espera que el clima mejore durante la visita. El viaje llevará al Papa a los templos que visitó cuando era niño y cerca de una planta química donde trabajó durante la ocupación nazi mientras estudiaba secretamente teología. Visitará la tumba de sus padres y viajará en helicóptero a su aldea natal, Wadowice, antes de regresar pasado mañana a Roma. Unos 20.000 policías, trabajadores de emergencia y equipos médicos han sido movilizados para la visita. Más de 140 médicos estarán de guardia las 24 horas para una eventual atención del Papa en dos hospitales, uno de los cuales lleva su nombre. En este viaje a su tierra natal, Juan Pablo II beatificará a cuatro compatriotas, uno de ellos el arzobispo de Varsovia, Zygmunt Felinski, quien murió en 1895. Pasado mañana celebrará un oficio religioso en Kalwaria Zebrzydowska, un lugar de culto a la virgen María a 35 kilómetros de Cracovia, antes de regresar a Roma por la noche. (Reuters)
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