-Si bien no hay una receta mágica para acercarse a la lectura y cada lector construye su propio recorrido, ¿cuál es el condimento indispensable para formar buenos lectores? -Estimular la curiosidad, conocer los intereses del otro, mostrar con la propia práctica que la lectura sirve y da placer, "anclar" la propuesta de lectura en alguna práctica o consumo cultural previo del lector potencial, sean la televisión, la narración oral, los fenómenos de mercado con valor estético como, en esta coyuntura, la saga de "Harry Potter", por ejemplo, sin subestimarlos. -En relación con lo anterior, ¿qué pasa donde los libros no existen porque la pobreza es extrema? ¿Qué papel juega la narración oral? -La oralidad es un puente indispensable hacia la lectura. En los relatos de la tradición oral suelen recrearse situaciones, conflictos y personajes, y a través de ellos, conceptos y simbologías, y por eso reaparecen en épocas, culturas y geografías diferentes. Estas historias, generalmente transmitidas de generación en generación y emparentadas con el mito, nos enfrentan con preocupaciones compartidas y con temas universales. A partir de un diagnóstico y una valoración de la oralidad de un grupo social o comunidad, podemos conectarnos con su memoria, su identidad cultural y lingüística, su conciencia social. Es una experiencia válida realizar un relevamiento de las historias de la tradición oral de un grupo y/o lugar, confrontarlas, narrarlas y renarrarlas, y transitar desde allí hacia la lectura y la escritura: proponer versiones escritas de tales historias, leer relatos que las retomen, incluso en sus versiones paródicas, por ejemplo, leer las reescrituras humorísticas de los cuentos maravillosos, cuyas versiones originales los lectores potenciales han conocido a través de la transmisión oral. Es necesario conocer los libros como objetos culturales y comerciales, es decir, su circulación social: dónde comprarlos, canjearlos, pedirlos prestados. Cuando las condiciones sociales y económicas determinan que los libros no están, las bibliotecas públicas cumplen un papel importantísimo en la lucha contra los procesos de exclusión.
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