Año CXXXV
 Nº 49.570
Rosario,
miércoles  14 de
agosto de 2002
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Historia de una larga polémica

El 22 de agosto de 1995, la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (Secyt), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Unidad Docente de Medicina de Paraná (Udam), de la cual Cura es rector, firmaron un convenio por el cual este último organismo se convirtió en un centro de investigación para comenzar la primera fase de la investigación clínica de la crotoxina, que se llevó a cabo en el Hospital San Martín de la ciudad de Paraná.
Para dar cumplimiento al convenio se constituyó un equipo de investigación bajo la dirección del doctor Jorge Cura, quien en 1996 había presentado un proyecto en tal sentido, aprobado para su experimentación en seres humanos. La investigación fue aprobada por la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos y Alimentos), el 4 de julio de 1997, lo que implicó la continuidad de la investigación clínica en su fase II temprana (enfermos de cáncer). No obstante, doce días más tarde, el secretario de Ciencia y Tecnología, Juan Carlos Di Bello, comunicó al equipo investigador que la producción y provisión de la crotoxina para atender la nueva etapa demandaba contar con una mayor cantidad de veneno y un proceso de purificación en escala piloto, requerimiento que no podía ser atendido por la Secyt.
Entonces Di Bello alegó que la Secyt "carece de incumbencias para subsidiar actividades de producción y de poder de policía para ejercer la vigilancia y control sobre la elaboración de cualquier posible medicamento, incluida la crotoxina".
A pesar del impedimento técnico y económico para continuar los estudios, los estudios con los conclusiones de la primera fase fueron remitidos por el equipo de investigadores a la Revista Clinical Cancer Research donde, luego de ser sometido a una evaluación científica en la Universidad de Harvard, fue publicado recientemente.


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