La esposa de Carlos Chaves reveló detalles acerca de cómo fue la relación entre los captores y los rehenes dentro del banco. Con el que más trato tuvo fue con Carlos Martínez, el Negro, quien ayer no levantó la vista ni una sola vez para mirarla mientras declaraba. Aunque varias veces le apuntó con un arma, también mantuvieron algunos diálogos que Lacave reconstruyó con esfuerzo pero también con precisión. La mujer lo notó nervioso y con mucho miedo. "Quería convencerlo de que desistiera y hablamos varias veces. En un momento me dice: «Tengo sueño, estoy cansado, no doy más». Le pregunté por qué hacía eso y dijo que nunca había estado en algo tan pesado. «Quiero la plata para sacar a mamá de casa porque papá es un bebedor y la golpea»", fue la explicación que dio el delincuente. Según Lacave, Javier Hernández era el que menos hablaba y el más tranquilo. Con él también cruzó algunas palabras. "Me contó que era casado, que tenía un hijo de 5 años y que creía en Dios", recordó. Con Martín Saldaña la relación fue mucho más conflictiva y tensa. En una ocasión, el ladrón le preguntó a Lacave si tenía oro y ella dijo que no. Igual la obligó a llevarlo hasta su dormitorio. "Si me mentiste, te vuelo la cabeza", amenazó. Pero cuando encontró una caja metálica donde ella guardaba algunas alhajas no hizo nada. Otro diálogo entre Hernández y Carlos Chaves se produjo hacia la tardecita, cuando el gerente ya había entregado dinero que sacó del cajero automático del banco. "Lástima que lo conocí recién ahora porque usted es un señor", contó la mujer que dijo Miguel en esa charla. El gerente devolvió una gentileza ("Usted también") con la esperanza de que eso facilitara las cosas.
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