La desaparición de Fiorentina no es nada más que la confirmación de que el fútbol italiano está sumido en una aguda crisis debido a los desmanejos de los dirigentes de la mayoría de los clubes durante más de dos décadas. Una debacle que arrancó a mediados de los noventa cuando entre otros, dejó de existir el Barletta Calcio, que en los ochenta llegó a militar en la segunda categoría del calcio. Los graves problemas económicos que arrastran los clubes italianos se llevaron esta temporada, además de la vieja Fiorentina -reciclada como Fiorentina 1926 Florentia y que jugará en la cuarta categoría- a Lecco, Fasano y Sant Anastasia, que ya no participarán más de los torneos de la Federcalcio, en una muestra más de que no todo lo que brilla es oro.
Cuando a principios de los ochenta los dirigentes italianos resolvieron abrir nuevamente las fronteras, los clubes comenzaron una alocada carrera para la contratación de los mejores jugadores del mundo y las sumas se fueron engrosando con el correr del tiempo, llegando a abonar cifras incomprensibles por jugadores de escasa categoría como Gianluigi Lentini -ver aparte- que nunca llegaron a justificar el dinero pagado por su pase.
Pero después de años de despilfarro -algunos argumentan que sólo se trataba de blanqueo de dinero- parece que llegó el final de la fiesta y Fiorentina fue el primer grande en pagarla, aunque Lazio, Roma, Genoa y Napoli estuvieron a un paso de ser marginados de la competencia y recién en el último día lograron poner sus números al día para seguir funcionando, al menos por esta temporada.
La punta del iceberg
La desaparición de Fiorentina parece ser la punta del iceberg y a la luz de la caída del equipo de Cecchi Gori (a quien los poderosos de Florencia dejaron desamparado porque ya no soportaban su incapacidad dirigencial y que a la vez lo acusaban de que su único mérito era ser portador de apellido), los dueños de los clubes han decidido reorganizar las economías para evitar el efecto contagio.
Sepultados por deudas que superan los 700 millones de dólares, los clubes afrontan su peor crisis económica y han preparado un paquete de medidas de austeridad con las que buscan recuperar, en un proceso de saneamiento que durará cuatro años, la solvencia perdida por una política de gastos desproporcionados.
Cuidando la billetera
Como primera medida, la mayoría de los equipos resolvieron reducir sensiblemente los sueldos de los futbolistas y el achicamiento de los planteles. Estos son los ítems principales para tratar de bajar los pasivos que dejaron a varios de los principales exponentes de la historia del calcio al borde del abismo, tras varias temporadas de gastos innecesarios.
Las pérdidas que sufren las finanzas de los clubes italianos están originadas en los desmesurados sueldos que pagan a sus jugadores, a las cifras siderales pagadas por transferencias, los menores ingresos por el negocio de la televisación por cable y el retiro de importantes sponsors debido a la crisis económica mundial.