Adrián Blas Taffarel era un hombre feliz. No era para menos. La incertidumbre de apenas unas horas atrás sobre si serían habilitados los jugadores dio paso a la tremenda alegría de un debut mejor de lo pensado apenas consumado el triunfo sobre Talleres. Con los suyos, con los que trajo de las ligas del interior en las que aún está dirigiendo (sigue al mando de Unión y Cultura de Murphy) y con la sinceridad de decir: "Tuvimos suerte". Así vivió el técnico el día de su inmejorable estreno en barrio Sarmiento. Suerte y algo más, claro. Siempre hay que ayudarla. "Sabía de la entrega de mis jugadores, sabía de lo que serían capaces de dar, porque los que vinieron traen hambre de gloria, hambre de mostrarse y de ser alguien en el fútbol, y saben que Argentino les brindará esa oportunidad. Por eso destaco el corazón que pusieron los muchachos para ganar, algo que era fundamental". Cuando el flamante DT salaíto se refiere a la suerte, argumenta que "tuvimos también de eso, porque fue duro empezar con un gol en contra y porque la mayoría apenas se conocía. El partido además fue muy parejo y sufrimos bastante al final. De todas formas, el equipo siempre intentó dar lo mejor de sí, fuimos a revertir el resultado con convicción y después lo defendimos con garra". El incisivo Pierani llegó de Belgrano de Santa Isabel, el volante con presencia Ezequiel Arce, el arquero Ariel Cáceres y el buen marcador central Pablo Cerioni llegaron de la Venadense, Andrés Bullentini (la figura) y Evangelista de la Casildense. "Cuando arreglé acá creí fundamental tener jugadores a los cuales conocía porque no había tiempo. Creo en ellos, como en los chicos del club y espero que hagamos un buen papel".
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