El juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, quien no sólo estuvo a cargo de la resolución del copamiento e intento de robo al Banco Nación de Villa Ramallo que derivó en una masacre sino que también instruyó la causa del hecho, fue puesto en jaque por los testimonios que se escucharon durante la cuarta jornada del juicio oral y público que se sustancia en el Tribunal Oral Federal número 1 de Rosario. "Hubo un estancamiento de la negociación porque la clave del tesoro era un elemento no negociable", dijo Pablo Alejandro Bressi, el hasta ayer enigmático negociador del grupo Halcón de la policía bonaerense, quien atribuyó la decisión de no ceder la combinación al magistrado. En ese sentido, el por entonces Secretario de Investigaciones Judiciales del Ministerio de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Bruno Oscar Corbo, ratificó que fue el juez quien "dirigió todo el procedimiento" (ver aparte).
Bressi hizo ayer su primera aparición pública luego de que la madrugada del 17 de septiembre de 1999 se desatara la masacre. Alto, delgado, enfundado en un impecable traje oscuro y con un discurso saturado de disertaciones pedagógicas, se presentó a sí mismo como un mero "nexo" entre los delincuentes y el comité de crisis presidido por el juez Carlos Villafuerte Ruzo. No se hizo cargo del fracaso de la negociación, pero reconoció que llegó a requerir la opción de un "asalto táctico" a la entidad al vislumbrar que se diluía la posibilidad a un acuerdo con los ladrones.
En aquel entonces, el subcomisario Pablo Bressi integraba el equipo de negociaciones de la División Especial de Seguridad, el grupo Halcón de la policía bonaerense. Ahora tiene 36 años y trabaja en la Dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad de la bonaerense en La Matanza.
Imperturbable y con gestos delicados, en su declaración ante el tribunal mantuvo un tono didáctico sobre la teoría de la negociación, al punto que en ocasiones debieron pedirle que se refiriera sólo al caso de Ramallo. Entonces describió la dinámica de las conversaciones que mantuvo con dos de los asaltantes: Miguel (Javier Hernández), el primero en comunicarse con el negociador y que permaneció más calmo; y "Cristian" (Martín Saldaña), a quien caracterizó como más agresivo e impetuoso. "Daba la sensación de que dirigía y resolvía situaciones", dijo. Ambos se encontraban dentro del banco junto a un tercer cómplice -el acusado Carlos Martínez- y seis rehenes. Los dos fallecieron horas después.
Grabaciones
Las grabaciones de algunos de los diálogos mantenidos por Bressi fueron transmitidos en la audiencia. La voz quebrada de Flora Lacave, esposa del gerente Carlos Chaves, implorando "el número" de la clave y relatando cómo los delincuentes le apuntaban con sus armas; Chaves precisando que estaban a punto de liberar a Ricardo Pasquali y el asaltante "Miguel" acordando la entrega de rehenes a cambio de una llave fueron algunas de las conversaciones, casi indescifrables por problemas de audio, que se reprodujeron.
Esos contactos entre los asaltantes y el negociador, apostado en una escuela lindera al banco, transitaron por distintas etapas "de tranquilidad y de tensión", según definió Bressi. Giraban en torno a dos exigencias de los captores: las llaves y la clave para abrir la bóveda donde se resguardaban unos 300 mil pesos.
Como primer gesto de buena voluntad, los asaltantes liberaron al empleado de la empresa de cable Diego Serra y al cartero Fernando Vilchez; y contra entrega de la llave de la bóveda, a la medianoche fue dejado en libertad el empleado bancario Ricardo Pasquali. A partir de ahí se produjo el estancamiento de las negociaciones mencionado por Bressi: "No tengo más elementos para negociar. No puedo seguir así", fueron sus palabras al juez Villafuerte Ruzo que entre sus últimas estrategias aguardó la conversación que el delincuente Javier Benedetti mantuvo con su abogado Carlos Varela (ver aparte).
El impasse en las conversaciones comenzó a las 2 de la madrugada del viernes 17 de septiembre. Bressi dijo que entonces recomendó una "intrusión táctica" al banco por parte de los grupos de elite de las dos fuerzas policiales -Halcón y Geof-, pero señaló que esa propuesta fue rechazada por el magistrado.
El siguiente contacto se produjo dos horas después. El negociador no imaginó que sería el último: "Nada me hizo pensar que podían salir. Les pedí que dejaran la línea abierta y en un par de minutos se escuchó afuera el chirrido de las gomas y los tiros. Fue algo instantáneo".