La disminución del consumo de sal en la alimentación diaria de los argentinos, que por lo general es superior a los 12 gramos, evitaría más de 10.000 muertes anuales provocadas por enfermedades cardiovasculares, originadas por una baja de óxido nítrico. Según un informe difundido por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) afirma que los argentinos consumen, en promedio, 12 gramos de sal por día, mientras que la recomendación es de la mitad (6 gramos) para las personas sanas. Su exceso ocasiona en personas no hipertensas secuelas en las funciones cardíacas, cerebrales y renales. Las investigaciones científicas sobre las secuelas señalaron como el origen de los daños a la relación entre la sal y el óxido nítrico (ON), una sustancia natural que protege la elasticidad y función de los vasos sanguíneos, además de estimular el cerebro y matar bacterias, entre otras funciones. A partir de distintos estudios, se detectó que el sodio disminuye los niveles de ON, y como consecuencia, un consumo excesivo de sal aumenta los riesgos de padecer alguna patología. Este hallazgo médico, que le valió el premio Nobel de Medicina a los científicos Robert Furchgott, Louis Ignarro y Ferid Murad, revolucionó el campo de la prevención cardiovascular, ya que hasta el momento se consideraba que la sal era perjudicial sólo para las personas hipertensas. El descubrimiento del vínculo entre la sal y el ON benefició para saber que la sal perjudica a las personas más allá de su edad o su condición, ya que la mayor cantidad de eventos cardiovasculares se observaban en personas con la presión normal. El informe señala que existen personas llamadas "sal-sensibles", cuyo equilibrio orgánico es afectado por la sal y tienden a sufrir un mayor daño cardíaco, renal y cerebral. El informe de la FCA añade que para una alimentación saludable, una persona debería ingerir por día unos 5 gramos de sal, que equivale a 2.000 miligramos de sodio -1 gramo de cloruro de sodio contiene 400 miligramos de sodio-, pero en la Argentina, el consumo promedio "es de 12 a 14 gramos de sal diarios". El sodio se oculta en una cantidad de alimentos que no son salados, y deben ser detectados para poder hacer una alimentación hiposódica correcta. Estos son los cubitos de caldo, quesos, carnes, galletitas de agua, cereales y verduras. Otros que poseen niveles muy altos de sodio son los que requieren de conservantes: fiambres, embutidos, enlatados, salsas, conservas de pescados, papas fritas, hamburguesas y productos congelados. Sin embargo, la carencia total de sodio dentro de la alimentación es imposible, ya que es la sustancia que -junto con el potasio- regula el equilibrio de los líquidos en el organismo. El sodio contribuye al proceso digestivo y participa de la transmisión de impulsos nerviosos en el interior de las células. A las recomendaciones de una dieta moderada en el consumo de sal, debe agregarse una actividad física diaria de 30 minutos, un peso saludable y evitar el cigarrillo.
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