Año CXXXV
 Nº 49.563
Rosario,
miércoles  07 de
agosto de 2002
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El amor es más fuerte
En las dos primeras fechas asistieron más hinchas a las canchas que en los dos últimos torneos
En medio de la crisis y la recesión, la pasión por la camiseta parece el único indicador argentino que cotiza en alza

Miguel Pisano / La Capital

A contrapelo de la totalidad de los indicadores sociales y económicos, que dan cuenta de la mayor recesión de los últimos años de la historia argentina, con el agregado de una peligrosa inflación típica de épocas de crecimiento, la primera división del fútbol argentino sorprendió los dos últimos fines de semana a propios y extraños con la mayor asistencia de espectadores a las canchas de los últimos tres torneos, en comparación con las dos fechas iniciales del Apertura 2001 y del Clausura 2002.
Seguramente el prolongado receso de más de dos meses impuesto por el Mundial de Corea y Japón, potenciado por la temprana e impensada eliminación de la selección argentina en la primera fase, aumentó el interés de los hinchas por volver a ver a sus equipos, en una actividad gobernada tal vez por uno de los pocos indicadores sociales en alza: la pasión por la camiseta amada.
A tono con la crisis y la búsqueda de imaginación para superar la interminable época de vacas flacas, el otrora millonario River Plate sorprendió con una idea tan simple como interesante: rebajó a siete pesos la entrada popular y consiguió una aceptable respuesta de sus hinchas, que sumaron más de 23 mil en el debut en el Monumental contra Newell's Old Boys.

Aguilar la tiene clara
En este sentido, su presidente José María Aguilar, el más joven del fútbol argentino, sorprendió con una frase que define fielmente el nuevo perfil del país: "Prefiero 60 mil personas que paguen siete pesos antes que 30 mil que deban pagar 14".
Este es un dato del que finalmente parecen haber tomado nota los dirigentes de Rosario Central, que bajaron el precio de las entradas populares de los 12 pesos que costó contra San Lorenzo a los nueve que valdrá este domingo contra Gimnasia y Esgrima La Plata, a pesar de la histórica goleada sobre Lanús (ver aparte).
En esta misma línea de razonamiento, los gallegos de Independiente, con el empresario Daniel Grinbank a la cabeza, tiraron la vieja cancha de la doble visera por la ventana, armaron el equipo que más se reforzó en el torneo para pelear la permanencia y, además, acompañaron la movida con una campaña de socios que incluyó una profusa publicidad radial y que resultó todo un éxito.
La estrategia elegida por el club de Avellaneda para superar los números en rojo fue diferir las deudas hasta la época en que el socio sea vitalicio a cambio del pago de las dos últimas cuotas, con un resultado redondo: hicieron 750 nuevos socios en julio y vendieron la friolera de dos mil abonos a plateas en apenas dos meses y medio contra los 1.850 que habían expendido durante todo el año pasado.

Sin estrategias
En cambio, casi la totalidad del resto de los clubes argentinos no ha instrumentado aún estrategias para recuperar tanto el número de asociados como de hinchas en sus canchas, ya sea como la rebaja del precio de las cuotas societarias y de las entradas, o directamente con la alternativa del ingreso gratuito en los partidos como local, como lo hace Newell's Old Boys desde un par de años atrás (ver aparte).
En una sociedad con todo tipo de carencias, en la que la injusticia social, la desocupación y la marginalidad crecen en proporción geométrica, la mayoría de los dirigentes del fútbol argentino parece no haber registrado la gravedad de la crisis, a la que deberán hacer frente con creatividad, imaginación y mucho trabajo.
Así, a pesar del temprano éxodo de figuras de la talla de Ezequiel González, Maximiliano Rodríguez, Juan Román Riquelme y Ariel Ortega, por citar sólo algunos casos emblemáticos, y de la mayor recesión del país en los últimos tiempos, algunas estrategias exitosas de rebaja del precio de las entradas ensayadas por un puñado de clubes y, sobre todo, la inextinguible pasión del hincha por su equipo hicieron posible que el fútbol aparezca como uno de los escasos indicadores de recuperación económica, al menos cuanto a la vuelta de la gente a las canchas.



Las canchas se vieron colmadas por los hinchas.
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