Año CXXXV
 Nº 49.562
Rosario,
martes  06 de
agosto de 2002
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Un tiro a la cara en la peatonal

Gustavo Carrizo dice que nació de nuevo. Tiene la cara deformada y su ojo izquierdo inflamado desde la madrugada de ayer cuando una bala calibre 22 disparada por un presunto delincuente le ingresó por el lagrimal y quedó incrustada detrás de su globo ocular. Gerente de una firma de seguridad que controla el acceso al estadio de Rosario Central, de 35 años, dice no recordar con precisión absoluta como ocurrió el episodio que lo tuvo como víctima pero asegura que le quisieron "levantar el auto en un hecho similar a los que se viven a diario en Buenos Aires y que poco a poco se van repitiendo en Rosario".
Carrizo circulaba en su Fiat Palio "por calle Entre Ríos, cerca de la peatonal", cuando un joven al que no puede describir se le cruzó delante del vehículo. "Eran entre las 4.30 y las 5 de la mañana y yo venía solo para casa", dice Gustavo.
Entonces, "un muchacho con campera se cruzó delante del auto y yo atiné a frenar, pero el tipo se metió la mano en la campera y yo me di cuenta de que algo pasaba", sostuvo el muchacho que se sabe conocedor de armas debido a su trabajo a cargo de una agencia de seguridad privada que entre otras cosas "controla el acceso al club Rosario Central y las coberturas que hace en la ciudad la empresa Torneos y Competencias". Sin embargo, una y otra vez, Carrizo descarta que el episodio tenga algo que ver con su actividad laboral.
"Cuando vi el movimiento del tipo tiré el volantazo para esquivarlo y aceleré. Entonces sentí el impacto. Me disparó desde un metro, un metro y medio de distancia", recordó. Gustavo siguió su camino a toda velocidad hasta la casa de un amigo en Catamarca al 1800 y cuando llegó "no me acordaba de su nombre, solo que le decimos Vasco".
Cuando el amigo lo vio lo llevó al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez donde recibió las primeras curaciones y el alta horas después. La tarde de ayer, tras hablar con La Capital, Gustavo fue a visitar a un cirujano plástico y a un neurólogo para buscar una solución a la gravedad de su herida. "La bala quedó alojada detrás del globo ocular. No perdí la vista o la vida por milagro. En realidad hoy cumplo años de nuevo", concluyó.


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