"¿Qué otro tipo de cosa podemos esperar que genere una televisión donde pelear el mango es muy difícil porque las empresas no tienen qué invertir, qué va a salir sino esta posibilidad de menearse y mostrar lo peorcito?", se preguntó Mario Pasik sobre la presencia en la pantalla programas atravesados por la superficialidad y el amarillismo. "En épocas de crisis siempre apareció lo mejor y lo peor de nosotros. Con esos programas hay alguien que abre la puerta para mostrarlos, pero lo que muestra es parte de nosotros, nos pertenece. Tenemos paño para el amarillismo. Hoy todo está más descarnado, no hay espacio para la prolijidad, y de forma desprolija o descarnada se muestra lo peor. Algunos hacen un show de eso y otros una mesa de reflexión, y hay algunas de las mesas de reflexión que también hacen un show". Sin embargo, el actor dijo que la "desprolijidad" no es patrimonio de un único sector de la sociedad: "Es difícil generar un debate prolijo, aun entre gente inteligente. Hay debates que se vuelven enconos y consisten en repetir cada uno lo mismo sin la posibilidad de oírse o de sumar. Estamos como estamos porque hay muy poca gente capaz de generar un foro de discusión. No se da en el Congreso y mucho menos puede ocurrir en una mesa improvisada en un canal de televisión". Al respecto, añadió: "No quiero generalizar, pero me gustaría que con la misma energía se buscara la construcción y la solidaridad. Yo siento que «Locos de contento, muy locos» tiene que ver con ese tipo de resistencia. Fue un proyecto que ni siquiera lo hicimos por una cuestión económica sino con una intención de bucear en nosotros mismos y en nuestras propias fuerzas".
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