Año CXXXV
 Nº 49.559
Rosario,
sábado  03 de
agosto de 2002
Min 7º
Máx 17º
 
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cartas
Descontrol urbano

No hace demasiado tiempo la ciudad fue testigo de una agria polémica entre un funcionario municipal y un alto dirigente empresario, integrante conocido del Foro Regional Rosario. Su eje, el deterioro evidente de la calidad de vida de nuestra ciudad y las eventuales imposibilidades, incapacidades, logros y fracasos del poder municipal para sustentar su eslogan "la mejor ciudad para vivir". Como arquitecto y como ciudadano de Rosario que ha expresado desde hace muchos años su preocupación por los avances de los "deterioros evitables", me siento urgido a reiterar ahora algunas cuestiones, que aunque obvias no parecen ser advertidas por quienes tienen la responsabilidad de atenderlas, y que merecieran varias notas de este diario. Me refiero a la contaminación visual y a la indebida apropiación del espacio público por parte de empresas, instituciones e individuos. Inútil fue que el Colegio de Arquitectos de Rosario organizara las exposiciones de fotografías que documentan el problema, con mesas de debate e invitaciones a los funcionarios municipales. Todo está aún, casi, como en aquellos años. Y sin embargo, no es necesaria inversión, decreto u ordenanza ninguna; sólo es necesario hacer respetar la normativa existente. Entonces, el que cuelga su cartel en cualquier parte, el que vende lanchas en la vereda, el que la cierra totalmente para expandir su local, cesará de hacerlo en respeto a la convivencia urbana. Claro que para ello, cuando el molesto ciudadano llama al teléfono 4804675 (Control Urbano) y deja una denuncia, dando su nombre y teléfono como le es requerido, merece se le otorgue un número de trámite; y cuando pide hablar con alguien de más responsabilidad que la guardia (el director, señor Modarelli, o el subdirector, señor Bello ) que sean hallables. Pero sobre todo, que luego de llamar cinco veces a lo largo de un mes por la misma transgresión...; hagan algo! Porque, volviendo a las imposibilidades e incapacidades del municipio, impedir esas transgresiones cuesta poco. ¿O con permitirlas se gana mucho?
Arquitecto David Solomonoff


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