Los católicos mexicanos esperaban emocionados poder ver al Papa, que arribó anoche a las 20 al hangar presidencial. Algunos fieles se han instalado desde la madrugada de ayer en las avenidas y calles que recorrerá el Pontífice en el primero de los tres días de su quinta visita a México. A diferencia de sus agitadas cuatro visitas anteriores, en 1979, 1990, 1993 y 1999, repletas de actividades, en esta ocasión sólo oficiará dos misas a las que asistirán 48.000 personas en una breve agenda para cuidar de su salud. El eje central de la visita del Pontífice será las misas que celebrará para convertir al beato Juan Diego Cuauhtlatoatzín en el primer santo indígena de América y para beatificar a los indígenas mártires Juan Bautista y Jacinto de los Angeles. La única posibilidad que tienen millones de feligreses para ver de cerca al Pontífice será en cinco recorridos que efectuará por calles de la ciudad de México a bordo del Papamóvil. Se espera que más de 10 millones de devotos se congreguen para ver el paso del Papa en las avenidas y calles de la capital de México, la segunda nación con mayor número de católicos en el mundo después de Brasil. Cientos de mexicanos también buscaron ayer el mejor lugar para verlo en el trayecto que hizo el Papa anoche desde el aeropuerto, en el oriente de la capital, a la Nunciatura Apostólica, en el sur, donde pasó la noche. Muchos se encontraban sentados en sillas de plástico que colocaron en las calles desde la madrugada o en horas de la mañana. (Reuters)
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